Tamaulipas de cara al mar: un futuro incierto — ecologica
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Tamaulipas de cara al mar: un futuro incierto

Patricia Moreno Casasola

El Golfo de México es un mar semicerrado que forma parte de la región del Gran Caribe. Se le considera la cuenca de aguas protegidas más grande del océano Atlántico y es compartido por México, Estados Unidos y Cuba. El río Bravo o Grande (recibe ambos nombres) constituye la frontera entre nuestro país y Estados Unidos, particularmente en Texas. Es un río de más de 3 mil kilómetros, el vigésimo más largo del mundo, surgiendo en las montañas Rocallosas, cruzando estepas, desiertos y campos agrícolas y desembocando en el Golfo de México. Sus aguas han irrigado los cultivos desde antes de la llegada de los españoles. En el siglo pasado se firmaron tratados entre ambos países para el manejo del agua que incluye el riego de 850 mil hectáreas y la producción de energía hidroeléctrica, para ambos países (https://www.britannica.com/place/Rio-Grande-river-United-States-Mexico). A lo largo de su recorrido se encuentran ciudades en plena expansión: Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, ligadas al futuro del agua del río.

El río Grande tiene una cuenca alta principalmente en los estados de Colorado y Nuevo México, una cuenca media en Chihuahua y Texas, y una baja en Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Texas, desembocando en el Golfo de México. Se forma un delta, hoy transformado de manera importante por las actividades humanas, pero aún quedan humedales de ambos lados de la frontera. A lo largo de las costas tanto en Texas como en Tamaulipas hay varias cuencas con ríos que desembocan en lagunas costeras formando el gran ecosistema binacional de Laguna Madre. Estas lagunas se separan del mar por el conjunto de islas de barrera (dunas arenosas) más extensas del mundo, casi 300 kilómetros. La geografía de Texas y de Tamaulipas es muy similar a lo largo de la costa, surcado por este gran complejo de ecosistemas de humedales compartidos.

La importancia ecológica de Laguna Madre ha resultado en la creación de áreas naturales protegidas en ambos países. En Tamaulipas, la reserva de biosfera y área de protección de flora y fauna Laguna Madre y Delta del Río Bravo, y en Texas, las reservas Laguna Atascosa National Wildlife Reserve, Padre Island National Seashore y Kings Ranch. Este gran sistema lagunar es una de las cinco lagunas hipersalinas en el mundo. El agua de la laguna es más salada que la del mar, a veces bastante más. En este sistema se encuentran playas, dunas, lagunas con humedales salinos (marismas y pastos marinos) y de agua dulce, bahías, pastizales y matorrales nativos y, en el sur, manglares.

Es un corredor biogeográfico y área de transición para las aves acuáticas migratorias, presentes en mayor número que las residentes, resaltando la importancia de esta zona como un espacio vital de supervivencia, reproducción, crianza, crecimiento y descanso de aproximadamente 450 especies de aves. Concentra el 36 por ciento de la población mundial de pato de cabeza roja (Aythya americana) y recibe anualmente más de 100 mil aves playeras, la mayor concentración en el Golfo de México y el Caribe. Alberga la única colonia reproductora conocida de pelícano blanco en ambientes costeros en México. La región se encuentra en la ruta migratoria de aves del Golfo de México y la más importante del continente para aves rapaces. Es un corredor biológico en el Golfo de México para especies como jaguar, ocelote, tigrillo, puma y lince. En sus playas, anida la tortuga lora. Además, alberga pesquerías de valor económico y deportivo.

La costa de Louisiana, Texas y Tamaulipas está siendo fragmentada y se encuentra bajo presión creciente por los desarrollos urbanos y turísticos y sus aguas grises, escurrimientos de zonas agropecuarias, represamiento de ríos, dragados, sobrepesca, tráfico de embarcaciones, ensalitramiento, contaminación industrial y otras afectaciones. Estas actividades dificultan la conservación de su biodiversidad.

La construcción del muro transfronterizo representa una de las mayores amenazas pues interrumpiría flujos importantes de agua, nutrientes, sedimentos, así como el paso de larvas y juveniles de numerosos organismos, semillas de plantas y otros muchos organismos adultos. Esta alteración de flujos modificará los hábitats de las especies que hoy se mantienen gracias a esta riqueza ambiental.

En nuestro planeta predomina el agua salada. La dulce solamente representa el 3.5 por ciento. Es un recurso sumamente escaso. A través del ciclo del agua, y particularmente mediante la lluvia, es como se recupera el agua dulce sobre la Tierra. Actualmente, más de la mitad de los flujos de agua de los ríos ha sido represada para su manejo y utilización. De la poca agua dulce de nuestro planeta, una gran cantidad no forma parte del agua que fluye y forma los hábitats de peces, moluscos, aves y otras muchas especies de plantas y animales.

Cuando uno ve imágenes del río Bravo o río Grande, se pregunta ¿cómo este hilo de agua puede tener esos nombres? Se han construido presas en ambos países reduciendo el caudal del flujo de agua y reduciendo la movilidad de plantas y animales. En algunas presas, autoridades conscientes del problema, han empezado a liberar agua en las épocas que la flora y fauna lo requieren, para mejorar los hábitats y asegurar la supervivencia de estos ambientes.

Estos pequeños esfuerzos buscan recuperar el funcionamiento de los cuerpos de agua y humedales. Si ahora le sumamos una obra de ingeniería que lo que busca es detener el paso o flujo de personas, resultará en un enorme impedimento para numerosos organismos. Será una modificación más al ya alterado flujo de agua de la cuenca. Bajo escenarios de cambio climático, uno de los recursos que más debemos cuidar es el agua dulce, base de nuestra existencia y de toda la vida y economía del planeta.

Los humedales de Laguna Madre son muy productivos, de ahí que puedan mantener esa gran cantidad de aves residentes y migratorias, pero también son muy frágiles. El nivel y permanencia de la inundación, la variación en el tiempo y la salinidad son determinantes para definir el tipo de humedal que se establece. Pequeñas variaciones en estos factores hacen que un humedal sea más salino o más dulce y por tanto las especies que los habitan son diferentes. Las variaciones en el nivel y estacionalidad del agua se conocen como el hidroperiodo y cada humedal tiene un patrón de comportamiento característico. Depende de la cantidad de agua que baja por los ríos y escurrimientos, de la que se infiltra en las montañas y baja como agua subsuperficial, de las lluvias locales y de la entrada de agua de mar.

La salinidad depende del agua de mar que entra, pero también de la evaporación y de cómo se va concentrando la sal, sobre todo cuando disminuyen los flujos de agua dulce. La región tiene un clima seco con lluvias muy estacionales y por tanto el agua dulce es limitada durante varios meses del año. Aunado al clima seco, el represamiento de ríos y la interrupción de flujos, hacen críticas las entradas de agua dulce. Esta situación ha venido afectando a los humedales de Laguna Madre y a las actividades regionales asociadas a estos humedales.

Las predicciones asociadas al cambio climático consideran que las lluvias y las sequías se harán más pronunciadas; es decir, donde llueve mucho, lo hará más pero de una manera más intensa y lo mismo sucederá con las sequías. Por tanto, no debemos dejar de insistir en la conservación y manejo sustentable del agua dulce.

Las islas de barrera son extensos cordones arenosos que separan a las lagunas del mar. Presentan algunas rupturas o bocas por donde entra el agua marina, algunas permanentes y otras que se abren temporalmente durante tormentas y huracanes. Son sistemas dinámicos, del lado del mar el oleaje erosiona y se lleva los granos de arena; del lado de la laguna reciben sedimentos que pasan a formar parte de las dunas y que provienen de las montañas junto con los flujos de agua. Interrupciones de flujos de agua, las represas y el muro, alteran estas entradas de sedimentos y el cordón de dunas se va adelgazando.

Esto lo hace más vulnerable al impacto de oleajes de alta energía durante tormentas y huracanes, produciéndose rupturas y cambiando la salinidad del agua en la laguna. Esto también afectaría los hábitats que permiten la alta diversidad de estos ecosistemas.

La reserva de biosfera y área de protección de flora y fauna Laguna Madre y Delta del río Bravo, constituye una de las reservas más importantes del país y del Golfo de México. Un área de gran importancia económica para la nación y sumamente vulnerable ante los impactos del cambio climático global. La construcción de un muro alterará el funcionamiento de sus dunas y humedales, modificando hábitats y actividades económicas en ambos lados de la frontera.

Patricia Moreno Casasola
Instituto de Ecología, AC
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