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¿Qué tipo de turismo queremos para Holbox?

Vicente Ferreyra Acosta

Probablemente ésta sea una de las preguntas más frecuentes que nos hacemos quienes nos dedicamos a la gestión de destinos, en especial en aquellos emergentes, y probablemente también la más difícil de contestar; pero es también una pregunta clave que tiene implicaciones en el futuro del destino, y la que hay que hacerse y responderse una y otra vez.

La respuesta parece obvia. En un mundo como el de hoy, donde el turista puede ser un motor de cambio, pero también un dolor de cabeza para los destinos (veamos las expresiones cada vez más comunes de “turismofobia”), todos queremos al mejor turista: aquel que es respetuoso con el medio al que llega, que investiga antes de viajar, aquel que respeta la cultura local, que tiene estancias largas y además buen gasto. Que se involucra en acciones para proteger los ecosistemas… Es decir, el turista perfecto.

Y cuando hacemos este planteamiento en conferencias, cursos y capacitaciones, siempre surgen dos preguntas, las cuales intentaré contestar con este artículo. La primera: ¿realmente existe este turista? Y la segunda: ¿cómo lo atraemos a nuestros destinos?

La más sencilla de contestar es, por supuesto, la primera. El turista responsable sí existe, está ahí, busca lugares y experiencias diferentes y se está alejando de lo que conocemos como turismo tradicional: sol, playa, grandes ciudades, turismo cultural tradicional. Haré mención a tres de muchas referencias que evidencian que el turista está cambiando.

La primera, el itb World Travel Trends Report de 2011, que hace énfasis en un segmento de mercado llamado lohas (Lifestyle of Health and Sustainability, por sus siglas en inglés), quienes son adinerados, educados, saludables y conscientes ambiental y socialmente. En Estados Unidos, este segmento suma 41 millones de personas, es decir, 19 por ciento de la población; en Alemania es el 20. De acuerdo con esta investigación, al hacer sus reservaciones de viaje, el tema ambiental tiene gran relevancia.

La segunda, el estudio Is There Demand for Sustainable Tourism?, derivado de una encuesta que hace la Lucerne University of Applied Science and Arts a 6 mil turistas de diferentes partes del mundo. Los resultados indican que, aunque existe interés del turista en temas ambientales y sociales, existen rangos de interés: desde los que son totalmente escépticos del tema hasta los viajeros que consideran lo social, ecológico y local en sus viajes. Del total de turistas entrevistados, poco más de 20 por ciento indica que ha reservado y comprado, al menos en una ocasión, algún producto o servicio turístico sustentable.

La última, más reciente, es el estudio Future Traveller Tribes 2030: understanding tomorrow’s traveller, de Amadeus, del año 2015; ellos se alejan del concepto de segmentos de mercado para centrarse en lo que Seth Godin, uno de los mercadólogos más importantes del mundo, llama “tribus”: personas con valores compartidos, necesidades comunes, códigos de conducta y consumo similares, y siempre liderados por una persona o grupo de personas. Para Amadeus, seis nuevas tribus liderarán los mercados turísticos en 2030: dos de ellas, el ethical traveller y el cultural purist, están relacionadas con la sustentabilidad, en sus aspectos ambiental, la primera, y cultural, la segunda.

Ahí están, han sido estudiados, son tangibles, viajan constantemente. Entonces ¿por qué no los tenemos en Holbox? La respuesta tiene diferentes aristas, y en las siguientes líneas explicaré las razones, y el trabajo que aún hay que hacer para lograr que estos turistas sean los predominantes en esta bella isla.

En primer lugar, los conocemos poco; los estudios de perfil del turista que tenemos en nuestros destinos hablan de las características del mercado actual, el que nos visita, pero hay pocos estudios de inteligencia de mercado en México dirigidos a entender los mercados especializados, saber sus necesidades, su forma de viaje, sus expectativas de los sitios a los que van a llegar, y las actividades que gustan de realizar. Necesitamos trabajar en México en este tipo de investigaciones.

Por tanto, y como segunda reflexión, no estamos elaborando ni ofreciendo productos y servicios para atender sus necesidades; históricamente, hemos hecho las cosas a partir de nuestros recursos, y lo que creemos que es bueno para el turista. Pero rara vez lo hacemos desde la demanda y sus características. Si entendiéramos a los turistas que buscan destinos sustentables, podríamos tener mejores resultados en términos de diseño de productos, servicios y experiencias. Viajes de desconexión, contacto directo con la naturaleza, “lujo descalzo”, evasión, vinculación con la comunidad… Holbox tiene todo para cubrir estas necesidades del turista responsable.

Tercero, necesitamos hacer gestión local para cuidar los recursos y determinar la visión de destino a futuro; a ningún turista, por muy consciente que sea, le gustará que no existan servicios básicos (agua, energía) en el lugar que visita; Ninguno deseará visitar un sitio turístico sucio con un mal manejo de residuos; ninguno estará conforme con guías poco capacitados para darle la atención que se merece; ninguno quedará conforme con visitar un lugar sobredensificado.

Por último, para atraer a turistas diferentes, necesitamos hacer una promoción diferente; diseñar estrategias con lo que me gusta llamar “tiros de precisión”. No se requiere un presupuesto enorme, pero sí saber dónde y en qué momento comunicar al turista todo sobre las bondades del destino; desde el momento en que busque información, debe saber lo que tenemos y lo frágil de los recursos. Conocer que visita un área natural protegida y que su viaje tiene un impacto que él puede ayudar a disminuir viajando de forma responsable.

Una vez en el lugar, debemos ser claros en contar con información sobre lo que puede y no hacer, sobre la importancia de su visita para el sitio en que se encuentra, pero también de su compromiso con el mismo; y a su regreso, hay que darle herramientas para que comunique con su “tribu” lo maravilloso del viaje y la contribución que realizó en el lugar que visitó y la población que allí vive. La campaña recién lanzada por la Organización Mundial de Turismo: “viaja, disfruta, respeta”, resume de manera sencilla lo que debemos aspirar en Holbox.

La reflexión final es que deseamos que nos visite un buen turista, pero ¿estamos preparados para atraerlo y, sobre todo, cumplir con sus expectativas? Buen reto si queremos realmente que Holbox se convierta en un modelo de turismo responsable. Con un visitante que aporte a la isla, que se comprometa con ella y, sobre todo, que colabore de diversa forma a la conservación del patrimonio y a mejorar la calidad de vida de la población receptora: ¡a trabajar!

Vicente Ferreyra Acosta
Director general de Sustentur
Correo-e: [email protected]