Caribe costarricense: ¿de paraíso natural a megaproyecto industrial? — ecologica
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Caribe costarricense: ¿de paraíso natural a megaproyecto industrial?

Mauricio Álvarez Mora

El Caribe Costa Rica en una de las zonas de mayor biodiversidad y riqueza cultural. Mientras al sur domina el turismo, territorios indígenas y las áreas protegidas de co-manejo de comunidades y autoridades ambientales, en el Caribe central se concentra la mayor cantidad de población en la ciudad de Limón y la actividad económica, industrial y portuaria. Por último, el Caribe norte es una zona a la que dan forma playas, canales y humedales, y reconocida como uno de los lugares más importantes del mundo para el desove de tortugas marinas.

Tenemos así un patrimonio biodiverso cada vez más importante en tiempos de crisis climática, que alberga ecosistemas que han sido custodiados y aprovechados por sus comunidades indígenas y afrodescendientes. A su vez, hay espacios resguardados por una serie de áreas protegidas, sabias decisiones que parecen ser cosa del pasado.

Hoy, todo este delicado equilibrio está amenazado más que nunca por diferentes megaproyectos. En la playa Moín, al norte de Limón, está uno de los principales puertos para la industria del país, incluyendo la refinería de petróleo. En esta playa es donde se construye un nuevo megapuerto con inversiones que suman cerca de 5 mil millones de dólares. Incluyen obras como una megamarina, la ampliación del muelle petrolero, una nueva refinería, hasta la exploración de hidrocarburos, un segundo megapuerto de transferencia de contenedores, un sistema ferroviario, la modernización portuaria del muelle público existente, zonas francas, desarrollo inmobiliario y la terminal de importación y almacenamiento del gas natural. Más al norte, la siguiente playa, Parismina, es objeto de interés para otro posible megaproyecto: un canal seco con un costo aproximado de 16 mil millones de dólares que implicará dos muelles adicionales: uno en el Caribe y otro en el Pacífico.

Estos megaproyectos se venían elaborando sigilosamente hasta el 30 de mayo del 2013 cuando el asesinato del ecologista Jairo Mora, que estudiaba y protegía las tortugas en Moín, evidenció que se trata de una zona de importancia hasta entonces desconocida para el desove de estos animales y salieron a flote las intenciones de los proyectos planteados.

Mora trabajó de manera sistemática desde 2012 y logró identificar en Moín alrededor de mil 474 nidos de tortugas baula (Dermochelys coriacea), lo que demostró que esa playa era uno de los sitios de mayor anidación en el país. La tortuga baula está seriamente amenazada a nivel mundial, y está clasificada como en peligro crítico, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza UICN (2012). A pesar de todo el conocimiento generado por Mora, el proceso de industrialización sigue adelante del centro al norte del Caribe.

Para completar el proceso de expansión, el gobierno anterior (2010-2014) promovió y aprobó la Ley 9205 para la titulación de tierras, lo que significaba desafectar áreas silvestres protegidas, sacarlas del patrimonio del Estado y pasarlas a manos de particulares. Esto facilitaría la industrialización de la costa Caribe norte, sin contar con los requisitos que se exigen para seguir este procedimiento, los cuales requieren de estudios que demuestren que el ambiente no se verá perjudicado.

Estas intenciones quedaron sepultadas, al menos por ahora, por una acción interpuesta por los ecologistas ante la Sala de Constitucionalidad que anuló la ley de titulación de áreas protegidas por la falta de estudios ambientales para realizar esta privatización del patrimonio natural del Estado.

Según la Federación Ecologista: “Se comprende que hay una problemática que afecta habitantes de estas zonas que debe ser atendida por el Estado, pero no a costa del patrimonio natural y mucho menos que se use la precariedad de sectores de la población como excusa para desplazarlos y hacer negocios con las tierras de todos para desarrollo de
megaproyectos privados”.

En estos meses, llegarán miles de tortugas a la zona de expansión comercial e industrial de Moín en las que cada día están siendo más arrinconadas. Pero aún pueden buscar playas del norte que seguirán siendo áreas protegidas gracias a la acción legal emprendida por los ecologistas de Costa Rica.

Mauricio Álvarez Mora
Presidente de la Federación Ecologista (Fecon)
Profesor del Programa Kioscos Socioambientales para la Organización Comunitaria
de la Universidad de Costa Rica
Correo-e: [email protected]