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Riesgos del fracking para la salud humana

Lilia América Albert

Las predicciones científicas previas de los riesgos para la salud pública debido a la extracción no convencional de gas y petróleo, y los datos anecdóticos que han ido surgiendo durante su uso están siendo reforzados por nuevas investigaciones que confirman que dichos riesgos son reales y que los impactos adversos del fracking para la salud son numerosos y diversos.

A pesar de que todavía no existen suficientes pruebas formales, la literatura médica y de salud pública ya aportan datos importantes para respaldar que el fracking amenaza la salud humana.

En Estados Unidos, a pesar de los conocimientos que ya existen, el hermetismo de la industria y la falta de acción del gobierno han impedido que se realice investigación científica adecuada sobre los riesgos del fracking para la salud, lo que deja sin identificar, sin monitorear y, sobre todo, deja sin explorar, muchos problemas, especialmente los riesgos acumulativos y de largo plazo del fracking para la salud.

El muy arraigado problema de ocultamiento de información por parte de la industria no muestra señales de resolverse. En Estados Unidos y, probablemente en otros países, la identidad de muchas de las sustancias que se usan en el fracking está protegida por patentes o es secreto industrial, por lo que queda fuera del alcance de las leyes federales del derecho a saber (right-to-know) que rigen para otras industrias, a pesar de que, si llegan a una reserva de agua potable, muchos de dichos productos pueden afectar muy negativamente la salud.

En Estados Unidos, esto se complica a causa de los acuerdos legales de confidencialidad, los registros sellados por la corte y los acuerdos judiciales que impiden que las familias y sus médicos hablen sobre sus lesiones y enfermedades.

Como resultado, hasta el momento no existe un inventario cuantitativo integral de los riesgos del fracking para la salud. A pesar del panorama incompleto, las pruebas disponibles indican que las operaciones de fracking presentan graves amenazas para la salud humana, principalmente asociadas con el agua y el aire contaminados o afectados por otros factores del proceso.

La creciente preocupación sobre los posibles efectos adversos para la salud, a corto y a largo plazo, de la contaminación del agua y del aire, y de la exposición a la radiactividad asociadas con el fracking se centra en el aumento de los casos de infertilidad, defectos congénitos y cáncer.

Agua

No se puede descartar la contaminación de acuíferos subterráneos y aguas superficiales a causa del fracking y del desecho de sus aguas residuales enviadas a plantas de tratamiento, a inyección en pozos, o directamente a las aguas superficiales, por lo cual, las sustancias tóxicas presentes en estos fluidos pueden llegar a los acuíferos y a las fuentes subterráneas de agua potable.

Los resultados de un estudio realizado en el condado Garfield, Colorado, publicado en la revista Endocrinology, sugieren que las operaciones de perforación para obtener gas natural pueden causar que las sustancias que perturban el sistema hormonal aumenten en el agua superficial y subterránea.

Aguas de retorno. En Estados Unidos se han documentado más de mil casos de contaminación de las fuentes de agua relacionados con la fracturación hidráulica. La mayoría de estos casos están relacionados con las aguas de retorno que contienen sustancias peligrosas, y su manejo.

En algunos casos, estas aguas residuales son poco procesadas antes de ser vertidas a las aguas que alimentan los suministros públicos y, a veces, son retenidas en estanques de donde, más tarde, pueden pasar al ambiente las sustancias que contienen.

Además, el agua de retorno no solo contiene los aditivos y arena que originalmente estaban presentes en el fluido, sino también puede contener metales pesados, hidrocarburos e, incluso, elementos radiactivos, como radón o uranio, que se encontraban en el subsuelo y fueron acarreados por el agua de retorno.

Aditivos del fluido de fracking. Una preocupación especial es que los líquidos empleados para fracturar las formaciones rocosas contienen numerosas sustancias que pueden afectar la salud humana y el ambiente, especialmente si llegan a las fuentes de agua de las comunidades.

Esta preocupación ha aumentado a causa de la escasa disposición de muchas empresas de petróleo y gas para informar qué sustancias usan para el fracking.

La composición del fluido del fracking varía dependiendo del tipo de fracking, las condiciones del pozo que se va a fracturar y las características del agua; aunque un tratamiento típico de fractura usa como aditivos entre tres y 12 sustancias, puede usar muchos más.

Aditivos más comunes. Si bien puede haber fluidos de fractura no convencionales, los aditivos más comunes pueden incluir una o más de las siguientes sustancias: ácidos clorhídrico y acético, cloruro de sodio, poliacrilamida y otros reductores de la fricción, etilenglicol, boratos, glutaraldehido, carbonatos de sodio y potasio, goma guar y otros agentes gelificantes, ácido cítirico e isopropanol.

El Comité de Energía y Comercio del Congreso de Estados Unidos impulsó una investigación para evaluar la práctica de fracking en Estados Unidos, para la cual pidió a 14 importantes empresas de petróleo y gas que informaran los tipos y cantidades de los productos que usaron entre 2005 y 2009 en sus fluidos para la fracturación y la identidad de las sustancias presentes en dichos productos.

Esas empresas informaron que, en esos años, usaron más de 2 mil 500 productos que contenían más de 750 sustancias; entre ellas, algunas de gran toxicidad como metanol, benceno, tolueno, etilbenceno y xileno. En total, usaron 780 millones de galones (casi 3 mil millones de litros) de productos para la fracturación hidráulica, sin contar el agua que se agregó en el pozo.

Aunque algunas de las sustancias que se usan en el fracking son comunes e, inclusive, inocuas, entre los aditivos que se utilizan en Estados Unidos hay varios carcinógenos reconocidos. De los 2 mil 500 productos que se conocen, más de 650 contienen carcinógenos conocidos o posibles que están regulados por la Safe Drinking Water Act o se encuentran en la lista de contaminantes atmosféricos peligrosos según la Clean Air Act.

En resumen, entre 2005 y 2009, en más de 650 productos usados en el fracking estaban presentes 29 sustancias que:

 

  • Son carcinógenos reconocidos o posibles
  • Están reguladas por la Safe Drinking Water Act de Estados Unidos a causa de sus riesgos para la salud humana, o
  • Están consideradas como contaminantes atmosféricos peligrosos en la Clean Air Act.

 

En 60 de los productos para fracking que se usaron en Estados Unidos entre 2005 y 2009 se identificaron benceno, tolueno, xileno y etilbenceno, todos ellos considerados como contaminantes en la Safe Drinking Water Act y como contaminantes atmosféricos peligrosos en la Clean Air Act de ese país. Además, el benceno es un carcinógeno reconocido para los humanos. En los cinco años del estudio, las empresas de fracturación hidráulica inyectaron 11.4 millones de galones (43.1 millones de litros) que contenían al menos una de esas sustancias.

En esos años, las empresas usaron 94 millones de galones (355 millones de litros) de 279 productos que contenían al menos una sustancia o componente que los fabricantes informaron que estaba patentado o era secreto industrial. Se les solicitó oficialmente que hicieran pública esa información pero, aunque algunas empresas lo hicieron, otras afirmaron que no tenían acceso a ella porque compraban los productos a diversos proveedores y no podían proporcionar un perfil completo de las sustancias que usaron en los líquidos para fracking. Por lo tanto, estas empresas están inyectando al suelo cantidades importantes de sustancias cuya identidad y características ignoran.

La sustancia más usada en la fracturación hidráulica en ese periodo fue metanol, el cual se usó en 342 productos para el fracking. Es un contaminante atmosférico peligroso que está en la lista de candidatos para regulación en la Safe Drinking Water Act. Otras sustancias de amplio uso en dichos fluidos fueron alcohol isopropílico, 2-butoxietanol y etilenglicol.

En Estados Unidos, el Consejo de Protección del Agua Subterránea abrió la página FracFocus, una base de datos voluntaria para la publicación de fluidos de fracking, financiada por el Departamento de Energía y grupos de empresas del petróleo y del gas. Aunque 23 estados de ese país la han adoptado como registro de divulgación, con el tiempo se ha comprobado que los datos que contiene son cada vez menos exhaustivos y transparentes. Así, un estudio realizado en el 2016 por un grupo de la Universidad de Harvard documentó que, desde que FracFocus se inició en el 2011, habían aumentado las tasas de información denegada y las afirmaciones de secreto comercial.

Aire

En el aire alrededor de las operaciones de perforación y fractura se han determinado concentraciones sorprendentemente elevadas de contaminantes tóxicos, incluyendo el carcinogénico benceno y los precursores químicos del ozono troposférico (smog).

Se han encontrado concentraciones de contaminantes del aire derivados del fracking que exceden los estándares federales de seguridad en lugares en donde la gente vive o trabaja. Las investigaciones han demostrado que las emisiones del fracking pueden derivar con el viento y contaminar el aire a cientos de kilómetros de distancia.

Impactos adversos en la salud

Se ha demostrado que al menos 25 por ciento de las sustancias utilizadas en las distintas mezclas de perforación (fluidos del fracking) pueden causar cáncer y mutaciones, 37 por ciento afectar al sistema endocrino, 40 provocar alergias y 50 por ciento dañar el sistema nervioso.

El agua de los pozos que abastecen a la población situados cerca de las zonas en donde se usa fracturación hidráulica tiene altos niveles de metano y sustancias cancerígenas y neurotóxicas. La población que habita cerca de esos pozos tiene 66 por ciento de probabilidad de padecer cáncer asociado con la contaminación atmosférica derivada de fracking. Igualmente, la toxicidad y los riesgos de accidentes asociados con esta actividad repercuten negativamente en la salud y la vida de los trabajadores de esta industria.

Lilia América Albert
Ambiente y Salud, AC
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