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Planeando el futuro desarrollo del Golfo de México y Caribe

Salomón Díaz Mondragón

El Golfo de México, que forma parte de la región del Gran Caribe, es considerada la cuenca de aguas protegidas más grande del océano Atlántico, compartido en términos geográficos por México, Estados Unidos y Cuba. Existe una gran preocupación por las amenazas y procesos de impacto y deterioro ambiental de dicha cuenca, donde destacan la degradación de zonas costeras adyacentes a centros urbanos y turísticos; los altas tasas de explotación de recursos naturales, como los pesqueros; los altos índices de contaminación e impacto ambiental en sus ecosistemas; los cambios ambientales que inciden en la distribución y abundancia de la fauna (peces, aves y mamíferos) y la alta vulnerabilidad de esta región a los efectos del cambio climático global.

La Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente faculta a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para formular los programas de ordenamiento ecológico marino con el fin de preservar, restaurar, proteger y aprovechar de manera sustentable los recursos naturales en zonas marinas mexicanas, incluyendo las federales adyacentes.

El Programa de Ordenamiento Ecológico Marino y Regional del Golfo de México y Mar Caribe (POEGMMC) es el instrumento de política ambiental que regula o induce los usos del suelo y las actividades productivas a partir del análisis de las tendencias de deterioro y las potencialidades de aprovechamiento de los mismos.

En el año 2006 se firmó un convenio marco de coordinación para la instrumentación de un proceso de planeación conjunto del POEGMMC, con amplia participación federal a través de las secretarías de: Gobernación, Marina, Desarrollo Social, Medio Ambiente y Recursos Naturales, Energía, Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, Comunicaciones y Transportes, Reforma Agraria y Turismo; los organismos públicos descentralizados Petróleos Mexicanos y Comisión Federal de Electricidad, y de los gobiernos de los estados de Campeche, Quintana Roo, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán.

También participaron representantes de sectores productivos, académicos, organizaciones civiles y sociales y otros más de la región. El estudio técnico fue elaborado en cuatro etapas sucesivas: desde caracterizar los aspectos socioeconómicos y ambientales hasta elaborar la visión participativa de la sociedad para obtener información de cada uno y destacar la aptitud de los diferentes espacios para realizar sus actividades.

El diagnóstico de la aptitud potencial para cada uso generó indicadores de las condiciones de esta región, incluyendo presiones de las actividades de la zona costera y las aguas marinas colindantes. El pronóstico de condiciones futuras del Golfo de México y Caribe muestra las tendencias de crecimiento poblacional, demanda de agua, producción de residuos líquidos, generación de residuos sólidos y porcentaje de la superficie agrícola en uso.

Asimismo se analizaron los riesgos y la vulnerabilidad de la población ante fenómenos hidrometeorológicos extremos (inundaciones, huracanes y tormentas) y ante los derivados del cambio climático global (CCG). Igualmente, sobre la zona costera: procesos de desertificación, incremento del nivel medio del mar y efectos sinérgicos con los fenómenos hidrometeorológicos extremos. El pronóstico incluyó talleres para la construcción de la imagen objetivo, en los que se plantearon las aspiraciones que se tiene para el Golfo de México y el Caribe en cuanto a desarrollo, conservación de recursos naturales, crecimiento social y económico.

El Programa de Ordenamiento Ecológico consta de 27 lineamientos o metas a lograr en dicha cuenca, 26 estrategias ecológicas, 65 acciones generales y 100 acciones específicas. Además, 156 criterios de regulación ecológica para islas y zonas costeras inmediatas, y 203 unidades de gestión ambiental divididas en el área marina y la regional (costera).

Este instrumento fue sometido a consulta pública, aprobado en marzo del 2011 y publicado como decreto oficial el 24 de noviembre del 2012. En este acuerdo se contempla la parte marina del POEGMMC y se dio a conocer la parte regional. Aunque actualmente se realiza y utiliza como elemento de evaluación de proyectos que son competencia de la federación y complementa los esfuerzos de planeación junto con las áreas naturales protegidas marinas, es evidente que debe ser consultado y aplicado con mayor fuerza.

Los procesos de planeación participativa pueden ser largos y costosos, pero a la vez muy necesarios para garantizar la visión de futuro que la sociedad de una región exige para salvaguardar su bienestar y desarrollo futuro. La situación ambiental crítica de los espacios marinos y costeros nos muestra que la aplicación, uso y congruencia de este esquema de planeación debe ser consultado de manera estricta por otras autoridades locales.

De llevar a cabo un uso activo de este instrumento de visión de gran alcance por parte de estados, municipios costeros y de las instancias federales involucradas, los resultados de conservación serían formidables. Estos instrumentos no deberían quedarse en el papel. Por el contrario, sirven para moldear y ajustar de mejor forma el desarrollo local con el regional. La sociedad mexicana exige la observación estricta de estos ordenamientos marinos y costeros, elaborados con base en evidencia científica y la participación activa de otros sectores y grupos sociales involucrados en el tema.

La planeación espacial es una herramienta capaz de propiciar un cambio positivo en cada espacio de los mares y costas de México. Impulsemos entonces su aplicación y su estricta observación.

Salomón Díaz Mondragón
Director de Ordenamiento Ecológico
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)
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