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Sigue la generación de gases de efecto invernadero

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicó el mes pasado un documento en el que alerta de que las concentraciones de los principales gases de efecto invernadero batieron niveles récord en 2018. La última vez que ocurrió en la Tierra una concentración de CO2 como la actual fue hace entre 3 y 5 millones de años, cuando la temperatura era de 2 a 3 grados Celsius más cálida y el nivel del mar era entre 10 y 20 metros superior al actual. La agencia afirma que de seguir así a mediados de siglo sufriéremos veranos con temperaturas hasta 4.5 ºC más altas.

En concreto, el dióxido de carbono (CO2) aumentó el año pasado un 147 por ciento, el metano (CH4) un 259 por ciento, y el óxido nitroso (N2O) un 123 por ciento con respecto a los niveles preindustriales. Si no se pone freno a este ascenso descontrolado, para mediados de siglo las temperaturas en verano podrían ser hasta 4.5 ºC más altas, alerta la OMM en su informe.

“El futuro bienestar de la humanidad está en juego”, asegura el secretario general de la OMM, Petteri Taalas. Y no vamos por buen camino para revertir la situación: según los datos de la OMM, las emisiones globales no alcanzarían el punto esperado para 2030, y mucho menos para 2020, si las políticas climáticas existentes permanecen sin cambios.

“Nuevamente hemos batido récords en las concentraciones de dióxido de carbono y ya hemos excedido el nivel de 400 ppm que se consideraba un nivel crítico. Esta concentración de CO2 continúa y continúa, y el aumento del año pasado fue en promedio casi el mismo que hemos estado observando en los últimos diez años”, dijo el titular de la OMM.

Desde 1990, el efecto de calentamiento que ejercen los gases de efecto invernadero de larga duración ha aumentado 43 por ciento, siendo el CO2 el causante de aproximadamente del 80 por ciento de ese incremento. De acuerdo con el informe de la OMM, la última vez que se dio en la Tierra una concentración comparable de este gas fue hace entre 3 y 5 millones de años, cuando la temperatura era de 2 a 3 grados más cálida y el nivel del mar era entre 10 y 20 metros superior al actual.

El CO2 es particularmente dañino en un contexto de calentamiento global porque permanece en la atmósfera durante siglos y en los océanos por más tiempo, explica la agencia. En cuanto al metano (CH4), que es responsable del 17 por ciento del forzamiento radiactivo, Taalas señaló que “también hemos estado batiendo récords”, ya que el aumento del año pasado “fue el segundo más alto en la última década”.

Los cálculos globales de la OMM indican que el metano atmosférico alcanzó un nuevo máximo en 2018, más de dos veces y media comparado con el nivel preindustrial. Cerca del 40 por ciento del metano proviene de fuentes naturales, como humedales y termitas, pero el 60 por ciento proviene de actividades humanas, como la cría de ganado, arrozales, minas, vertederos y la quema de biomasa.

La tendencia al alza también se ha repetido en el caso de las emisiones del óxido nitroso (NO2), con concentraciones en 2018 estimadas un 123 por ciento por encima de los niveles preindustriales. De acuerdo con la agencia, el óxido nitroso ha contribuido aproximadamente con el 6 por ciento del calentamiento hasta ahora. Estas emisiones provienen en gran medida de las tierras de cultivo.

En cuanto a países emisores, el titular de la OMM explicó que las regiones y países que tradicionalmente más han contaminado son Europa y América del Norte, especialmente Estados Unidos, pero China se ha convertido ya en el emisor número uno del mundo, junto con un crecimiento bastante fuerte de emisiones también en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

“Esto demuestra que hay que tener un pensamiento global para resolver el problema. Ni la Unión Europea ni Estados Unidos pueden resolverlo solos, ni tampoco China; se debe involucrar a todos los países. Si bien los gobiernos entienden que esto es un desafío, también lo hace el sector privado, que cada vez está más interesado en encontrar soluciones”, agregó Taalas.

Urge, además, acabar con los combustibles fósiles. Actualmente, se produce el 85 por ciento de la energía global con carbón, petróleo y gas, de manera que solo el 15 por ciento de la energía en el mundo proviene de fuentes que no emiten C02. Para tener éxito en hacer realidad el Acuerdo de París, deberíamos revertir esos números en las próximas décadas” y “abordar la promoción de fuentes de energía renovables”, dijo Taalas.