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La biodiversidad que pierde el mundo por los incendios en Australia

Con información de AFP

Mil millones de animales muertos no nos dice nada si no sabemos cuál es la distribución total y la vulnerabilidad de los animales. Porque si perdemos un animal en peligro de extinción, es gravísimo, pero si perdemos especies que quedan en otros ecosistemas es severo pero recuperable.

Esta desgarradora pérdida incluye “miles de valiosos koalas en la costa centro-norte de Nueva Gales del Sur, junto con otras especies como canguros, ualabíes, petauros, canguros rata, cacatúas y aves de la familia Meliphagidae. Muchos bosques tardarán décadas en recuperarse. Además, algunas especies pueden haber sido llevadas al borde de la extinción. Hasta que los incendios desaparezcan, el alcance total del daño será desconocido”, dijo Dermot O’Gorman, director de WWF en Australia.

“El número de animales rescatados o que necesitan ser atendidos no es el que habíamos previsto”, dijo Sarah Price –del grupo de rescate de vida silvestre Wires–, dando a entender que “muchos perecieron en los incendios”.

Igual que los canguros, los koalas se han convertido en la imagen de este desastre ambiental. Las estimaciones de los daños causados a la biodiversidad ponen por encima a este marsupial pues, a diferencia de los canguros o las aves, no pueden huir rápidamente de las llamas. Se podría decir que son más vulnerables. Incluso, hacen parte de la lista de especies vulnerables a la extinción, solo un paso por encima de los que están en peligro de extinción.

El vínculo entre el calentamiento global y los incendios forestales es muy claro para algunos científicos. Nerilie Abram, investigadora del clima en la Universidad Nacional de Australia, explicó a la organización de noticias ambientales Inside Climate News esta relación: “El aumento de la temperatura conduce a más días de fuego extremo. El cambio hacia los polos de los vientos del oeste del hemisferio sur aleja las lluvias de Australia, lo que provoca una tendencia de ambiente seco a largo plazo que hace que el paisaje sea más vulnerable a la quema”.

Otra de las cifras que ilustran la gravedad de lo ocurrido es el aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Los fuegos de Australia casi suman en tres meses sus emisiones anuales. En un comunicado del Ministerio de Minas y Reducción de Emisiones de Australia, en el 2018, el país oceánico emitió 532 millones de toneladas de CO2, pero con los incendios forestales, solo en siete meses se han liberado más de 350 millones de toneladas de CO2, según el reporte de la base de datos de Emisiones de Incendios Globales de la NASA.

De acuerdo con Fernando Valladares, profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, “Australia registra algunas de las zonas más contaminadas del mundo. Muchas regiones cercanas a los focos se asemejan a Londres durante la era preindustrial”, debido a las neblinas de humo pues, “la atmósfera se encuentra muy contaminada. Una situación que repercute sobre la salud humana”.

Sin embargo, la pérdida de esta vegetación no solo es grave por la liberación de C02. Los animales que sobreviven huyen de su hábitat y llegan a áreas que no tienen los recursos para mantenerlos. “Otros serán víctimas de depredadores introducidos, como gatos salvajes y zorros rojos. Incluso para aquellas aves o animales que pueden huir a áreas no afectadas, rara vez podrán competir con éxito con animales que ya viven allí”, explica en un comunicado la Universidad de Sídney.

A diferencia de los bosques amazónicos, los australianos son ecosistemas muy acostumbrados al fuego, pues “hay especies de plantas, árboles y arbustos con una alta capacidad de volver a crecer. Sin embargo, según Valladares, en esta temporada se han registrado fuegos muy intensos, que alcanzan temperaturas devastadoras y abarcan extensiones tan grandes que anulan los corredores para la fauna. Por eso, se ven marsupiales muy afectados por una movilidad limitada.

Además de las condiciones de viento, altas temperaturas y poca humedad, la fuerza del fuego en Australia, obedece a otros factores: Grandes cantidades de población forestal que no dejan un espacio para cortar el fuego cuando se propaga. También por los bosques de eucalipto y los procesos de transformación de sabanas a sabanas arboladas. Y, por supuesto, hay indicios de que hay gente que provoca los incendios.

Esta situación está lejos de terminar y puede ser el mayor desastre de incendios forestales del último siglo. De acuerdo con Valladares, el momento “culminante” de la temporada de incendios australiana corresponde a finales de enero y a principios de febrero, dado que durante esta fecha “se acumula el calor y la sequedad, además de que la vegetación en el campo está muy seca”.

El director de WWF en Australia anunció que, una vez que las llamas se apaguen, ayudarán a restaurar los hogares de los koalas y otros animales salvajes a través del programa Towards Two Billion Trees, para salvar y cultivar dos mil millones de árboles para el 2030. “Esto comenzará con la plantación de 10 mil árboles que se necesitan con urgencia en el hábitat crítico de los koalas”, dijo O’Gorman.