Conservar manglares como adaptación al cambio climático en La Encrucijada — ecologica
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Conservar manglares como adaptación al cambio climático en La Encrucijada

María Gabriela Carranza Ortiz

La Encrucijada, en Chiapas, fue decretada el 6 de junio de 1995 como reserva de la biosfera. Cuenta con superficie marina, terrestre y con dos importantes sistemas lagunares y estuarinos: el de Chantuto-Panzacola y el de Carretas-Pereyra, que aportan gran riqueza pesquera y camaronera.

En la región donde se localiza esta reserva se efectúan tres tipos de actividades económicas fundamentales: la ganadería, la agricultura y la pesca. Pero La Encrucijada sobresale por tener la cobertura de manglar más extensa de la región y los bosques de manglar más altos en América del Norte: de 20 a 40 metros.

Además se encuentran en muy buen estado de conservación. Sin embargo, está sujeta a diferentes amenazas originadas por eventos hidrometeorológicos extremos (huracanes, tormentas tropicales, vendavales, tempestades y mar de fondo) y por las actividades económicas que se desarrollan ahí.

La actividad ganadera en el área de la reserva ha implicado el cambio de los ecosistemas originales de selvas a campo de cultivo y potreros con pastizales.

Su expansión se ha visto limitada solamente por las tierras salitrosas cercanas a las zonas de esteros y manglares. O por las tierras de cultivo dedicadas a la agricultura.

Se han incrementado los eventos hidrometeorológicos más intensos que llegan a la región. Y además existe sedimentación y azolvamiento de las lagunas, esteros, pantanos y manglares de la reserva, los cuales se están magnificando por efecto de los eventos hidrometeorológicos.

En este estudio se trató de determinar el perfil de las comunidades, identificar los problemas a las que se enfrentan; los principales eventos hidrometeorológicos a los que se encuentra expuesta la región. Además de los servicios ambientales de protección que les ha brindado el manglar de la reserva.

El trabajo permitió realizar una revisión de todos esos peligros en La Encrucijada y generar conocimiento en cuanto a la percepción social que las comunidades tienen de los servicios ambientales relacionados con protección a eventos hidrometeorológicos extremos; conocer la apropiación que realizan los pobladores de sus recursos, y saber si las comunidades están dispuestas a realizar acciones que promuevan la conservación de estos ecosistemas. Y con ello, adaptarse a condiciones de variabilidad y cambio climático.

En el diagrama se presentan los resultados obtenidos sobre las amenazas y la percepción del riesgo en la reserva de La Encrucijada:

De acuerdo a la figura, siete de los nueve sitios analizados (San José, Hueyate, Palmarcito, Zapotal, Boquerón, Pampa Honda y Zacapulco) se clasificaron dentro del rango de vulnerabilidad costera moderada y dos en alta vulnerabilidad: La Lupe y Chocohuital). Un hecho importante es que los habitantes de la reserva están convencidos de los servicios de protección que les brinda el manglar y de los beneficios que reciben al conservarlo.

En este sentido, los estudios de percepción social a nivel local permiten determinar las necesidades de las comunidades y detectar sus preocupaciones principales. Esto resulta muy útil a la hora de establecer medidas para resolver los problemas que se pueden presentar por cambios en el uso del suelo, destrucción de recursos naturales. O por fenómenos meteorológicos.

En cuanto a la vulnerabilidad social, los nueve sitios que fueron analizados se clasifican como de vulnerabilidad moderada. La desigualdad económica fue baja en todos los casos.

En cuanto a la percepción de los servicios ambientales que brinda el manglar, la población encuestada identificó claramente que los manglares les brindan un servicio de protección contra los efectos de los eventos hidrometeorológicos. Por vientos (99 por ciento), mar de fondo (97 por ciento), inundaciones (89 por ciento) y marea de tormenta (81 por ciento).

La reducción de la vulnerabilidad costera a través de la conservación y la restauración de los manglares, es una medida eficaz contra los eventos hidrometeorológicos extremos mencionados. Los estudios realizados en México muestran que los manglares son un sistema natural capaz de producir una amplia gama de bienes y servicios para la conservación de la zona costera y las poblaciones.

Sin embargo, no se ha explorado la evaluación de los aspectos ecológicos y socio-económicos, muy relevantes para el bienestar de la población y que permiten establecer medidas de adaptación a largo plazo. Máxime teniendo en cuenta los efectos negativos provenientes del cambio climático.

María Gabriela Carranza Ortiz
Consultora independiente
Correo-e: [email protected]