Los trabajos de una luchadora en favor del medio ambiente y la salud — ecologica
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Los trabajos de una luchadora en favor del medio ambiente y la salud

Guadalupe Ponce

El trabajo que la doctora Lilia Albert ha realizado durante décadas en México es ejemplo de una destacada labor científica, ética y social, sin compromisos con el gobierno y sus instituciones; ni sujeta a los intereses económicos corporativos que determinan el rumbo de muchas de las políticas públicas actuales de nuestro país.

Es muy importante señalar lo anterior porque, desafortunadamente, el mundo científico no está exento de corrupción pues el desarrollo de la ciencia es dirigido en muchas ocasiones por los grandes monopolios industriales y con científicos que ponen su trabajo de investigación al servicio de intereses particulares.

El compromiso que ha demostrado a lo largo de su trayectoria a pesar de circunstancias no muy benévolas, Lilia Albert sigue aquí. Pudo haber abandonado el camino que defiende la importancia de la toxicología y la justicia social y optar por la comodidad de una estabilidad laboral institucional. Sin embargo, no lo hizo. Ella sigue libre, aportándonos su compromiso y su sabiduría.

Su obra y su legado está permeado por contenidos formales pero muy accesibles de comprender, como diría ella, por cualquier mortal sobre temas de toxicología ambiental, contaminación química, sustancias alteradoras hormonales. Y, por supuesto, sobre los efectos adversos de los plaguicidas y sus muchos riesgos para el ambiente y la salud humana.

Su quehacer científico es siempre de un rigor incuestionable ya que toda la información y datos que genera son revisados, validados, actualizados cuidadosamente y por lo tanto, correctos. Por eso, su obra siempre será de primera importancia, aunque no lo ha sido para las autoridades y legisladores.

Siempre se preocupa por incluir definiciones técnicas, referencias científicas, bibliografía relevante y accesible, lo que facilita la comprensión de sus obras. Éstas también contienen reflexiones finales que conducen a conclusiones y recomendaciones para avanzar en la protección de la salud y del ambiente.

Por si esto fuera poco, además realiza una revisión detallada y apasionante del contexto histórico en el que se enmarcan los temas que trata. Y siempre desde una perspectiva crítica al desarrollo de la actividad industrial, las aplicaciones y usos de los productos y sustancias químicas (por ejemplo, los usos bélicos) y la contaminación que éstos generan.

Lilia también ha señalado incansablemente la falta de información y datos nacionales actualizados en temas que tienen que ver con los agentes tóxicos para ubicar y comprender mejor la gravedad de la situación que vive México en materia de contaminación química y daños toxicológicos.

Sin embargo, estos vacíos no han sido un obstáculo en la búsqueda de identificación de problemáticas complejas y soluciones al enseñar a las comunidades a obtener información y datos para evaluar los daños a la salud a través de metodologías de epidemiología comunitaria y toxicología, entre otras.

Dentro de sus evaluaciones y recomendaciones, Lilia ha hecho un llamado permanente a las autoridades ambientales, de salud y particularmente las involucradas en la regulación de plaguicidas en México, para que reflexionen sobre sus responsabilidades, modifiquen sus modelos inadecuados de la percepción del riesgo por los daños que causan los plaguicidas. Y para que se decidan a modificar la política ambiental mexicana bajo principios de precaución y de sustitución entre otros. Y para que finalmente México pueda contar con una ley general de sustancias químicas que aún no existe.

Sus investigaciones, además de ser de vanguardia, son temas urgentes. Sus aportaciones, por ejemplo en el tema de los plaguicidas neonicotinoides y el colapso actual de las colmenas de abejas, no dejan duda de la devastación ambiental que los plaguicidas están provocando.

Parte de la gravedad de estos plaguicidas neonicotinoides radica en que los seres vivos compartimos receptores a nivel de sistema nervioso. Y hacia esos receptores (como la nicotina que provoca la adicción al cigarro por los receptores nicotínicos) es a donde el “dardo” del plaguicida nicotinoide va dirigido. Lo que implica que no sólo se perderán varios grupos biológicos de polinizadores –abejas y otros insectos, y aves– lo cuál es gravísimo, sino que también se afectarán a mamíferos. Como los murciélagos, que son especies altamente polinizadoras, llegando finalmente a los seres humanos, situación que, por mucho, trasciende el objetivo mercantil de atacar ciertos insectos que los fabricantes de plaguicidas clasifican como “malignos”.

A todo esto, Lilia ha comentado en sus libros Plaguicidas y ambiente y Plaguicidas y salud la desconexión que existe entre las alertas expresadas por numerosos científicos que han evaluado los neonicotinoides y las decisiones de los reguladores que aprueban su uso.

La pregunta obligada al final de las reflexiones que realiza Lilia Albert sobre la política pública en México en temas de salud y ambiente, es ¿lo lograremos?

Guadalupe Ponce
Integrante del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.
Especialista en el área de contaminación marina y en particular de contaminantes orgánicos persistentes
Correo-e: [email protected]