En política forestal, es obligado el cambio de rumbo: CCMSS
Sergio Madrid
En los años recientes ha habido en México un interés creciente por la conservación de los bosques y selvas. El tema del cuidado de los recursos forestales es reiterativo en las redes sociales y los medios de comunicación, y también es tema recurrente en diversos foros de legisladores, de organizaciones civiles urbanas y campesinas. Este creciente interés tiene diferentes razones; entre ellas, el hecho de que nuestro país está entre los 12 países con más extensión de estos ecosistemas. Además, la diversidad biológica que los bosques albergan es de gran valor, además de que desempeñan una importante función en la regulación de los ciclos hidrológicos, la captura de carbono y la reducción de los gases de efecto invernadero, causantes del actual cambio climático.
Este creciente interés por el tema de los bosques y las selvas conlleva además un urgente llamado a las instituciones gubernamentales a desarrollar acciones inteligentes y eficaces que permitan la conservación de este importante capital natural cuyo estado de salud repercute de manera directa en las condiciones de vida de millones de personas.
No obstante lo anterior, las políticas gubernamentales hacia las regiones forestales en los últimos años han sido enormemente erráticas e ineficaces para aprovechar el enorme potencial que se tiene en las regiones forestales dada la larga experiencia del manejo forestal comunitario.
En su Programa Estratégico, la Comisión Nacional Forestal hace 18 años indicó que México tenía un enorme potencial forestal, ya que existían 21 millones de hectáreas que podrían incorporarse al manejo forestal productivo. Se estableció además que el impulso al manejo de los bosques debería ser la pieza clave de la política forestal, ya que esa actividad generaría economías locales y se convertiría así en el estímulo más importante para la protección y la conservación de los bosques.
Después de 18 años de la operación de la Comisión Nacional Forestal, la superficie bajo manejo forestal no ha crecido. La institución enfocó sus baterías en aumentar la producción de madera a través de diversos programas como la Estrategia Nacional de Manejo Forestal Sustentable para el Incremento de la Producción y Productividad (Enaipros). Se propuso incrementar la producción maderable sin cuidar el entorno de las instituciones ejidales, sin preocuparse por generar capacidades locales, sin fortalecer los procesos comunitarios de defensa y protección del bosque. Esa institución en la práctica logró aumentar la productividad de los grandes productores y la gestión de subsidios se conformó en el eje central de la operación forestal. Se fortalecieron enormemente los despachos de prestadores de servicios técnicos, ellos se convirtieron en los voceros de las comunidades, definiendo los volúmenes a cortar y los precios de la madera, así como los subsidios a gestionar con el gobierno. Bajo este marco, el propósito expuesto por el Programa Estratégico Forestal quedó sepultado; la superficie bajo manejo forestal comunitario no logró crecer y no se logró por tanto atender la problemática de las regiones forestales vinculadas a las necesidades de infraestructura, créditos, tecnología, financiamiento, fortalecimiento de la gobernanza interna, etc. Así, en el pasado periodo no se logró escalar una de las metas clave, el manejo forestal sustentable por parte de las comunidades, que la experiencia ha demostrado que es el componente fundamental para avanzar hacia la construcción de una sociedad rural equitativa que genere su propio desarrollo.
En el marco del cambio de administración gubernamental, la Comisión Nacional Forestal tiene hoy día la oportunidad de transformarse y aprovechar la enorme experiencia en el manejo forestal comunitario que tenemos en México para impulsar una estrategia que de manera efectiva incorpore a cientos de comunidades al manejo del bosque, un manejo que les permite avanzar a ellos mismos en el control de los procesos productivos.
La errática gestión de la pasada administración gubernamental debilitó el tejido social y fueron los madereros y los despachos de servicios técnicos los que se fortalecieron. Fueron los grandes proyectos eólicos, mineros y turísticos los que lograron avanzar sobre territorios forestales comunitarios. En el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible consideramos que la actual administración debiera evitar repetir ese esquema y generar una estrategia clara enfocada a aumentar la superficie bajo manejo forestal y aumentar el número de comunidades y ejidos que manejan y administran directamente sus recursos forestales. Esa estrategia debiera partir del rediseño del actual esquema de prestación de servicios técnicos forestales para dar paso un programa de acompañamiento y la capacitación y apoyo de lo promotores comunitarios con el claro propósito de que sean los ejidatarios y comuneros a través de sus instituciones quienes manejen y administren sus territorios forestales.
Se trata de un cambio sustantivo, de una apuesta por la forestería comunitaria como elemento fundamental para la protección-conservación forestal y el desarrollo local. Solo así estaremos construyendo una plataforma que garantice la conservación de nuestro capital natural a la vez que generamos las condiciones para un desarrollo local y mejoramiento de las condiciones de vida de la población campesina en regiones forestales.
Sergio Madrid
Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, AC
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