Australia — ecologica
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Australia

Tiene tres veces más extensión territorial que México. Y casi una quinta parte de nuestra población, pero Australia encierra un tesoro natural de enorme importancia. Hoy, su fauna y flora, sus pobladores originarios, su medio ambiente en general padecen una tragedia: los incendios que iniciaron en septiembre pasado ya causaron la muerte de decenas de personas, aislaron a poblados enteros, acabaron hasta la publicación de este suplemento con cerca de 11 millones de hectáreas. Y mataron a más de mil millones de animales.

El continente del koala, ese emblemático marsupial hoy símbolo de lo que ocurre allí, sufre desde el año pasado temperaturas extremas atribuidas al cambio climático. Son las mayores registradas desde hace más de un siglo, y uno de los efectos son los incendios que ocasionan todo tipo de problemas y destrucción. La capital australiana, Camberra, es la más contaminada del planeta por el humo de los incendios. Y esa nube negra llegó a Chile y Argentina, luego de recorrer más de 10 mil kilómetros. Afortunadamente, por la altura en que se localiza la nube de humo (unos 6 mil metros) no afectó la salud pública de ambos países.

Si la temperatura fue récord el año pasado, a ello se sumó poca lluvia y un invierno muy caluroso. Los resultados: la sequía, tan propicia para la aparición y expansión del fuego. Y por si no fueran suficientes los efectos de tan negativas condiciones climáticas, las instancias gubernamentales no tomaron con oportunidad decisiones clave para prevenir y enfrentar correctamente la crisis.

No se prepararon para lo peor con medidas eficaces. Los heroicos bomberos de todo el país, el ejército y miles de voluntarios son incapaces e insuficientes de evitar la expansión de los incendios activos. Unas mil familias que viven en zonas aisladas tuvieron que migrar a otras seguras. En otros casos se lleva ayuda a las áreas rurales cercadas por el fuego. Desde helicópteros se lanzan alimentos a la fauna que ha sobrevivido a los incendios. Pero se calcula que ya han muerto más de mil millones de animales.

Antes que en Australia, el fuego destruyó 2 millones de hectáreas en Rusia; afectó a diversos países de África y estuvo presente en California, cuyo territorio es sede de una de las economías más prósperas de Estados Unidos. Altas temperaturas, falta de lluvia, el viento, en fin, todos los factores negativos que trae el cambio climático se han manifestado en el planeta los últimos años.

Y pese a ello, las grandes potencias industriales, con Estados Unidos, Rusia, Japón, China, India, Canadá y Australia a la cabeza, se niegan a tomar las medidas urgentes para reducir la generación de gases de efecto invernadero, origen del cambio climático. Personajes siniestros como Donald Trump y Jair Bolsonaro, el presidente brasileño, siguen negando que el ser humano y sus actividades son los responsables del calentamiento global.

Este número de La Jornada Ecológica reúne textos que muestran la magnitud de la tragedia que padece Australia. Son también una advertencia para que México y muchos otros países tomen las medidas necesarias para evitar que el fuego nuevamente deje una cauda de destrucción natural y muerte.