Ni pangolines ni murciélagos son culpables de la actual pandemia — ecologica
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Ni pangolines ni murciélagos son culpables de la actual pandemia

En febrero pasado, investigadores de la Universidad Agrícola del Sur de China identificaron a los pangolines como el huésped intermedio más probable del nuevo coronavirus (2019-nCoV). Según su hipótesis, el virus se originó en murciélagos y, posteriormente, pasó a estos animales.

El equipo analizó más de mil muestras de metagenoma de animales salvajes, en los que la detección biológica molecular reveló que la tasa positiva del virus en los pangolines era del 70 por ciento. Los investigadores aislaron aun más el virus y observaron su estructura con un microscopio electrónico. Descubrieron que la secuencia del genoma de esta cepa era un 99 por ciento idéntica a la de las personas infectadas.

Shen Yongyi, miembro del equipo de investigación, sostuvo que estudios anteriores habían encontrado que el nuevo coronavirus se originaba en murciélagos. Pero como la propagación se produjo en invierno era poco probable que las personas se hubieran infectado directamente por ellos, pues estaban hibernando. La tarea era entonces hallar el huésped intermedio que tiende un puente entre los murciélagos y las personas.

El investigador dijo que normalmente hay múltiples huéspedes intermedios y que los pangolines pueden ser uno de ellos. Y agregó que esperaba que la gente se mantuviera alejada de los animales “salvajes”. Muchos chinos creen todavía en los supuestos aportes nutritivos de especies “exóticas”, cuya venta ha sido temporalmente prohibida en el país debido al coronavirus.

Las autoridades tomaron tal medida tras considerar que el origen del brote se encontraba en la mutación de un virus procedente del pangolín, cuyos ejemplares se vendían en un mercado de mariscos de Wuhan. Cada vez son más las voces en China que piden que este veto sea definitivo.

Pero unos días después, el equipo científico que aseguró que el coronavirus había pasado de murciélagos a personas a través de un pangolín, se retractó y dijo que su conclusión había sido precipitada, errónea.

Sorpresivamente, otro “experto”, que ejerce como presidente de Estados Unidos, dijo que el nuevo virus procedía de un laboratorio chino, del cual escapó. Solo sus más fieles allegados creyeron tal cosa. Los analistas políticos vieron en dicha afirmación una forma de descargar la culpa que el señor Trump tiene por el pésimo manejo de la pandemia en su país, que tiene el mayor número de contagiados y muertos.

Así las cosas, no son en este caso las especies referidas las causantes de lo que hoy sucede. Por el contrario, se divulgan por doquier los beneficios que brindan los murciélagos al planeta, y se aclara que han sido objeto de injustos estigmas y creencias. Pero a la vez es una realidad que el tráfico de vida silvestre y la degradación de ecosistemas, en especial los boscosos, contribuyen a incrementar la posibilidad de que el hombre entre en contacto con virus presentes en diversas especies animales.

En cuanto al pangolín, diremos que tiene aspecto de oso hormiguero y el cuerpo cubierto de grandes escamas. Habita las zonas tropicales de Asia y África. Desde hace años se encuentra en riesgo, debido a que su carne es considerada una delicatessen en zonas como China. Además le atribuyen propiedades medicinales a sus escamas.

La caza de pangolines aumenta año con año especialmente en los bosques africanos, lo que pone en grave riesgo de extinción a esta especie. 2 millones 700 mil pangolines son cazados anualmente en los bosques de Camerún, Guinea Ecuatorial, Gabón, República Democrática del Congo y República del Congo. Y eso que la caza es ilegal.

La carne y las escamas del pangolín son más solicitadas que el marfil de los elefantes. A esto hay que sumarle que los pangolines se reproducen lentamente, pues la hembra suele parir una sola cría.

El pangolín es el mamífero más comercializado ilegalmente del mundo.

En resumen, los especialistas coinciden en que encontrar una variedad de coronavirus relacionado con la Covid-2 en murciélagos y pangolines, no los hace culpables de desatar la pandemia que hoy vivimos, la cual durará un buen tiempo. Ojalá lo que ahora sucede sea aprovechado por los gobiernos y los ciudadanos para establecer políticas nacionales y globales que den por fruto una mejor relación del hombre con la naturaleza.