Recordemos la influenza que mató a 50 millones de personas — ecologica
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Recordemos la influenza que mató a 50 millones de personas

Centro para el Control y Prevención de Enfermedades

Este año es el aniversario número 100 del fin de la pandemia de influenza (gripe) que entre 1918 y 1920 arrasó en todo el mundo en lo que todavía se considera uno de los brotes de enfermedad más mortales registrados en la historia.

Se estima que alrededor de 500 millones de personas, o un tercio de la población mundial, se infectaron con este virus, y el número de muertes se estimó en al menos 50 millones, de las cuales unas 675 mil ocurrieron en Estados Unidos.

La pandemia fue tan grave que, de 1917 a 1918, la expectativa de vida en los Estados Unidos disminuyó en alrededor de 12 años, a 36.6 años para los hombres y 42.2 años para las mujeres. Hubo tasas de muerte altas entre personas que anteriormente habían sido sanas, incluidas aquellas de entre 20 y 40 años de edad, lo que fue poco común, porque la influenza generalmente afecta a los muy pequeños y a los muy ancianos, más que a los adultos jóvenes.

A la pandemia de influenza de 1918 a veces se la llama “la gripe española”, no porque se hubiera originado en España, sino porque ese país había permanecido neutral durante la guerra y reportaba sin restricciones las noticias sobre la actividad de influenza.

El surgimiento de la pandemia

La pandemia de influenza de 1918 ocurrió durante la Primera Guerra Mundial; los espacios reducidos y cerrados y los movimientos masivos de tropas ayudaron a la propagación de la enfermedad.

En los Estados Unidos, la actividad poco habitual de influenza se detectó primero en campamentos militares y en algunas ciudades durante la primavera de 1918. En los Estados Unidos y en otros países involucrados en la guerra no se informó mucho sobre la gravedad y la propagación de la enfermedad, ya que a las autoridades les interesaba mantener la moral alta entre la población y no querían entregar, en tiempos de guerra, información sobre las enfermedades que afectaban a los soldados.

A estos brotes ocurridos en la primavera ahora se los considera una “primera ola” de la pandemia; los casos de enfermedad fueron limitados y mucho más leves que los que se observarían durante las dos olas siguientes.

Segunda y tercera ola mortales

En septiembre de 1918, la segunda ola de influenza pandémica surgió en Camp Devens, lugar de entrenamiento del ejército de Estados Unidos, en las afueras de Boston y en una instalación naval en esa ciudad. Esta ola fue devastadora y llegó a su punto máximo en dicho país entre septiembre y noviembre. Más de 100 mil personas murieron solamente en octubre.

La tercera y última ola comenzó a principios de 1919. Duró toda la primavera y causó incluso más casos de enfermedad y muerte. Si bien fue grave, esta ola no fue tan mortal como la segunda. La pandemia de influenza finalmente amainó en el verano de 1919 en Estados Unidos, después de dejar familias y comunidades diezmadas que tuvieron que superar la situación.

Los científicos ahora saben que esta pandemia fue causada por el virus H1N1, que continuó circulando como un virus estacional en todo el mundo durante los 38 años siguientes.

Esfuerzos limitados de atención y control en 1918

En 1918, los científicos todavía no habían descubierto los virus, por lo tanto no había pruebas de laboratorio para diagnosticar, detectar o caracterizar los virus de la influenza. Los métodos para prevenir y tratar la influenza tenían limitaciones. No había vacunas para protegerse contra la infección por el virus de la influenza, medicamentos antivirales para tratar la enfermedad, ni antibióticos para las infecciones bacterianas secundarias, como la neumonía.

Los esfuerzos para prevenir la propagación de la enfermedad estaban limitados a intervenciones no farmacéuticas, como la promoción de una buena higiene personal, la implementación del aislamiento, la cuarentena y el cierre de lugares públicos, como las escuelas y los teatros.

En algunas ciudades se impusieron ordenanzas que exigían el uso de mascarillas en público. En la ciudad de Nueva York incluso había una ordenanza por la que se multaba o encarcelaba a las personas que no se cubrieran al toser.

Preparación para la próxima pandemia

Desde la pandemia de 1918 se han logrado en el mundo grandes avances en la comprensión y el tratamiento de la influenza, pero sus virus de continúan presentando una amenaza grave para la salud pública. Un vasto reservorio de virus de la influenza que circula entre los animales, especialmente las aves, presenta un peligro constante de que pueda surgir otra pandemia de influenza.

Los virus de la influenza que tienen potencial pandémico, hoy pueden detectarse por medio del sistema de respuesta y vigilancia de la influenza a nivel mundial, que incluye a los estados miembros de la Organización Mundial de la Salud, OMS.

Los medicamentos antivirales que se usan para tratar la enfermedad de influenza estacional son una posible herramienta durante una pandemia de influenza. Otro gran avance que se ha logrado desde la pandemia de 1918, es la incorporación de los antibióticos para tratar las infecciones bacterianas secundarias, como la neumonía.

Algunas de las muchas herramientas médicas que se han incorporado desde 1918, son los respiradores y las unidades de cuidados intensivos, para tratar a los pacientes. Además, el equipo de protección personal: los guantes, las batas y las máscaras, cuyo uso ahora está generalizado para proteger a los trabajadores de la salud de las infecciones.

Aún queda mucho por hacer para estar listos para la próxima pandemia de influenza. Se necesitan vacunas que sean más ampliamente eficaces y que puedan ser fabricadas más rápidamente. La infraestructura mundial para producir y distribuir las vacunas también debe mejorarse.

Se necesitan medicamentos de tratamiento que sean más eficaces y menos costosos. También es importante mejorar la vigilancia de los virus de la influenza en los animales. En los últimos 100 años hemos progresado mucho en la creación de métodos para rastrear, prevenir y tratar la influenza, pero aún queda mucho por hacer para estar mejor preparados ante las pandemias, y adelantarnos a la próxima. Que no tardó en llegar: el Codiv-19 con sus efectos negativos a nivel mundial.

Centro para el Control y Prevención de Enfermedades