El Quijote también cabalga a lomos de camello por el desierto
Pablo-Ignacio de Dalmases
No hay colonizaciones inocentes, aunque es de justicia reconocer que la presencia de España en el Sahara Occidental no tuvo su origen en una voluntad de expansionismo político.
Recuérdese que la primera expedición en 1884 no fue iniciativa del gobierno español, sino de la Sociedad Española de Africanistas y Colonistas con el apoyo muy renuente de las autoridades de Madrid. Y que España no ocupó el interior del territorio hasta 1934 ante la amenaza de Francia de hacerlo por su cuenta.
Esta insólita peculiaridad ha hecho decir a los saharauis –no sin razón– que España se asentó en el Sahara de acuerdo con sus habitantes y con el compromiso de respetar en todos los extremos su religión, cultura y formas de vida. Y en líneas generales bien puede decirse que así ocurrió.
Durante casi un siglo hubo, por tanto, una convivencia pacífica que produjo un enriquecimiento mutuo entre las dos comunidades y ha tenido una manifestación muy evidente en lo que se refiere a la cultura y muy particularmente a la lengua.
Porque el sistema educativo español, aún respetando la enseñanza del árabe y del Corán para los alumnos saharauis, lo cierto es que implantó el español como idioma vehicular de tal modo que a finales de la etapa colonial la juventud saharaui dominaba perfectamente este idioma.
La vergonzosa retirada de España del Sahara Occidental, cediendo al chantaje de Marruecos y de su aliado menor Mauritania, y la proclamación de la independencia de la RASD con la consiguiente configuración de un nuevo estado (forzosamente campamental a caballo entre los territorios que se fueron liberando y el exilio argelino), supuso un serio peligro para la conservación del antiguo idioma colonial como segunda lengua vehicular de los saharauis. Una cuestión de la que el gobierno español también se desentendió. Y se sigue desentendiendo completamente.
En los territorios ocupados por Marruecos (Mauritania desapareció muy pronto) Rabat, tributario de su vasallaje político con Francia, impuso el idioma francés.
El apoyo argelino que es, asimismo, en definitiva, también un país francófono, puso en peligro la perdurabilidad de la lengua española.
Pero hubo unos hechos concatenados que actuaron como elementos favorables a su conservación. El primero, sin duda, la propia convicción adquirida por el gobierno de la nueva República Saharaui de que, rodeada de países francófonos, se percató de que la herencia hispánica se había convertido por sí misma en un valioso componente de su identidad nacional.
Por otra, la ilimitada generosidad demostrada durante varias décadas por la República de Cuba –y en menor medida, por algunos otros países- que, al igual que había hecho con otros estados del tercer mundo, acogió con los brazos abiertos a miles de estudiantes saharauis que cursaron en la mayor de las Antillas sus estudios secundarios, superiores o técnicos y, por tanto, consolidaron el uso habitual de la lengua española.
Y diría que hubo además otro tercer factor: el descubrimiento por los países de Iberoamérica de que en África existía el único Estado árabe del mundo que hablaba español, lo que creó fuertes lazos de complicidad y afecto, de los que México es un caso bien evidente.
El finlandés Pekka Tarkki observó sorprendido que la enseñanza de la lengua española tiene actualmente en la República Saharaui una presencia privilegiada: “el español en los campamentos es la herencia del antiguo poder colonial, pero curiosamente tiene mucha importancia y prestigio. No es la lengua materna de nadie y en ese sentido es un poco artificial hablar de la lengua española como lengua de los saharauis. Sin embargo, es el factor diferenciador entre el Sahara Occidental y los países árabes del Magreb. La RASD tiene una clara política lingüística. El español es el puente entre los saharauis y los países hispanohablantes; por eso el español es una de las lenguas oficiales”1.
Todo ello ha hecho posible que, a pesar del hiato de más de cuatro décadas en que la cultura española estuvo seriamente en peligro en el Sahara Occidental, ésta no solo haya sobrevivido, sino que se manifieste con una insospechada vitalidad.
El hecho más sintomático ha sido la aparición del pujante movimiento literario conocido como la Generación de la Amistad. Es un colectivo de escritores saharauis que utilizan habitualmente el español como herramienta de expresión literaria.
Su punto de partida fue la reunión que, por iniciativa de Bahia Mahmud Awah, tuvo lugar el 9 de julio de 2005 en Madrid y en la que se acordó la constitución con este nombre de un colectivo literario. Los acompañaron los autores Gonzalo Moure, Ricardo Gómez, Ana Rossetti, Antonio Polo y Juan Carlos Gimeno. Y se adhirieron Javier Reverte y Manuel Rivas. Acordaron además dirigirse a la Real Academia Española y al Instituto Cervantes para que reconociesen al saharaui como pueblo árabe de habla hispana.
Dicho manifiesto constitutivo fue firmado por Mohamed Salem Abdelfatah Ebnu, Mohamed Ali Ali Salem, Limam Boicha, Ali Salem Iselmu Pirri, Bahia Mahmud Hamadi Awah, Zahra Hasnaui Ahmed, Lehdia Daha Mohamed, Chejdan Mahmud Liazid, Saleh Abdelahe y Mohamidi Fakal-la.
Un beso
Un beso,
solamente un beso,
separa
la boca de África
de los labios de Europa.
Limam Boicha (1972)
A todos ellos hay que sumar otros autores saharauis que, sin pertenecer a este grupo, han seguido el mismo itinerario literario. Como Abderrahmad Budda Hamadi, Ahmed Mulay Ali, Fatma Galia o Mahayuba Mohamed Salem, por citar algunos nombres.
Aunque cada uno de los autores ha generado su propia obra, no han dudado en muchas ocasiones en poner en común su acervo creativo con el fin de producir un abanico de obras colectivas que permiten calibrar en las mejores condiciones las peculiaridades propias de esta corriente literaria que, por cierto, ha escogido como vehículo preferente de su lenguaje el género poético, el más enraizado en la tradición literaria autóctona.
Bahia Mahmud Awah subraya en Literatura del Sahara occidental2 que en los componentes de esta nueva corriente literaria nacional se perciben también influencias africanas y latinoamericanas y raíces que se hunden en la literatura autóctona.
No es extraño por tanto que las obras publicadas a lo largo de la primera década de vida por el movimiento literario saharaui respondan casi enteramente al género poético. A la vista de la obra publicada por los componentes estrictos del grupo conocido como Generación de la Amistad, y por el resto de escritores saharauis en lengua española, diríase que constituyen una “generación de poetas”, al utilizar la lírica como forma absolutamente preponderante de expresión literaria.
El aliento poético que ha inspirado a muchos autores saharauis no ha impedido que éstos cultivaran otros géneros, como la narrativa. Se trata de una obra en prosa que con frecuencia no carece de acentos líricos y cuya temática está muy enraizada en las formas de vida tradicionales. Aunque con cierta presencia de la experiencia vivida por sus autores, bien en la lucha por la liberación nacional, bien durante su peripecia fuera de las fronteras de su país de origen, bien como consecuencia de los contactos habidos con los movimientos solidarios. Y no falta siquiera la narrativa infantil e incluso alguna obra, bien que muy esporádica, de teatro.
A todo ello cabe añadir los autores saharauis de obras de no ficción como Larosi Haidar, Emboirik Ahmed, Embarka Hamudi o Mulay Lahsa Baya, generalmente vinculados a tareas docentes y de investigación en universidades españolas.
Todo lo cual nos permite concluir con Bahia Mahmud Awah y Conchi Moya que, en efecto, “para los saharauis el español, su segunda lengua, no supone desarraigo, sino que es una parte más de su identidad como pueblo… Los saharauis hispanohablantes no han abandonado sus raíces, el español se nutre de su realidad cotidiana y de sus tradiciones milenarias”3.
El Quijote también cabalga a lomos de camello por el desierto.
1 Tarkki, Pekka, El español en los campamentos de la RASD, Centro Iberoamericano de la Universidad de Helsinki, 1995, p. 7.
2 Bahia Mahmud Awah, Literatura del Sáhara occidental, Esbozo histórico. Autoedición, Madrid, 2009
3 Bahia Mahmud Awah y Moya, Conchi, El porvenir del español en el Sahara occidental, autoedición, Madrid, 2009.
Pablo-Ignacio de Dalmases
Periodista e historiador