Manglares en México: ¿restauración o diseño de ecosistemas? — ecologica
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Manglares en México: ¿restauración o diseño de ecosistemas?

Jonathan G. Ochoa Gómez y Joanna Acosta Velázquez

La práctica de la restauración de ecosistemas es un proceso complejo que ha evolucionado con el tiempo. Sin embargo, la dinámica ecológica-social y los resultados que se generan son inciertos en el largo plazo. Y ello es así porque dependen de la estrategia en las intervenciones e inversiones, así como de la variabilidad ambiental/climática/social/económica.

De hecho, la restauración ecológica se ha transformado en ecología de la restauración. Actualmente en ecosistemas costeros se debería nombrar como “diseño de ecosistemas”; según lo ha expresado el Dr. Robert Twilley, quien es experto mundial en manglares.

La complejidad, dinámica y heterogeneidad de estos humedales es alta, comparada con ecosistemas terrestres; por lo que su restauración es aun más complicada.

Los manglares están sujetos a presiones-empujes naturales y antropogénicos, que influyen en su dinámica ecológica y en la variabilidad (espacio-temporal); en los gradientes biofísicos (salinidad, biomasa, productividad, topografía, hidrología y otros), que se analizan en los diagnósticos para intervenciones de restauración.

Asimismo, la conectividad hidríca de las cuencas costeras, así como su nivel de degradación y nivel de impacto antropogénico son muy importantes de considerar en los diagnósticos para estrategias/intervenciones de restauración en manglares que se insertan en el paisaje costero.

El objetivo de “restaurar” manglares es difícil de alcanzar debido a que las intervenciones/estrategias han estado enfocadas a la reforestación y rehabilitación hidrológica en los sitios; sin contemplar la dinámica ecológica-social e impacto de las actividades antropogénicas a diferentes escalas, así como la conectividad con el paisaje costero.

Además, es necesario incorporar análisis de la dinámica hidrosedimentaria y del carbono en estos humedales que son zonas de transición/tensión; es decir, ecotonos.

Estos ecotonos presentan componentes/atributos complejos de analizar debido a que coexisten con otros humedales costeros en la interface mar-tierra. Las intervenciones/estrategias de restauración deberían incorporar a los ecosistemas adyacentes o que están en coexistencia como las marismas.

De hecho, la dinámica ecológica del ecotono manglar es tan compleja, que en zonas áridas se ha reportado que tienen paralelismos al ecotono tipo sabana1; por lo que las intervenciones de restauración en el componente ecológico deben tomar en cuenta el análisis de la dinámica de esta coexistencia entre plantas leñosas (mangles) y herbáceas (marismas).

Asimismo, las estrategias de restauración deberían estar fundamentadas en el análisis/valoración de los servicios ecosistémicos que proveen los manglares. Esto para considerar qué servicios ecosistémicos son necesarios mantener o cuales se requiere recuperar para solucionar problemáticas socioambientales específicas y mejorar la calidad de vida de las comunidades.

Las intervenciones/estrategias de restauración en México solo han logrado, en el mejor de los casos, objetivos a corto/mediano plazo, dado la complejidad ecológica de los manglares (difícilmente se recuperan en estructura y en función) y a las condicionantes socioeconómicas de las comunidades que están relacionadas a estos proyectos.

Estas intervenciones para recuperar la cobertura vegetal son costosas para el erario. Se desconoce en términos reales cuántas hectáreas se han restaurado, así como si estas intervenciones han contribuido a resolver las problemáticas socioambientales de las diferentes regiones costeras del país.

La Comisión Nacional Forestal (Conafor) ha impulsado acciones de conservación y restauración en manglares a través de intervenciones puntuales, alcanzando parcialmente el objetivo de recuperar la estructura y función de estos ecosistemas.

El financiamiento de estas intervenciones y estrategias provienen del programa de proyectos especiales, el programa de compensación ambiental y, recientemente, del programa de pago por servicios ambientales.

En este sentido, la Conafor ha financiado 67 proyectos enfocados a la restauración de manglares desde el 2012 hasta el 2021. La inversión para estos proyectos ha sido de 400 millones de pesos en una superficie que abarca 11 mil 240 ha (solamente el 1.2 por ciento del total nacional) en 12 entidades federativas2.

Se estima que el costo de restaurar una hectárea de manglar a nivel nacional es de ≈36 mil pesos por hectárea cuadrada; aunque este costo varía según la entidad federativa.

Por ejemplo, en Sonora el promedio es de más de 100 mil pesos por hectárea y en Colima solamente de ≈16 mil.2 Sin embargo, se desconoce el estado/éxito actual de las intervenciones y el análisis que se realizó para ejecutarlas.

En este sentido, es desafortunado que algunas de las intervenciones que se han realizado con la lógica de la compensación ambiental, se hayan llevado a cabo en manglares conservados; es decir, en los que no requerían acciones de restauración (Figura 1).

Este tipo de intervenciones han generado ecocidios e impactos negativos que han afectado zonas adyacentes y pérdida/modifación de servicios ecosistémicos.

Actualmente, el sector ambiental del país no cuenta con una plataforma pública para darle certeza/seguimiento a los proyectos que han sido apoyados con financimiento público. Los reportes técnicos de algunos proyectos manifiestan la restauración de cientos de hectáreas, cuando realmente los indicadores a los que se les da seguimiento son la construcción de metros lineales de canales por rehabilitación hidrológica (que incluso generan gases de efecto invernadero).

Por lo tanto, las cifras deben revisarse/corroborarse y analizar el éxito o fracaso de estas acciones. De no hacerlo, esto contribuye a mayor incertidumbre y promueve un ejercicio incorrecto de los recursos (sociales, naturales y económicos).

En este contexto, es importante señalar que en el 2021 arrancó la iniciativa “Década para la Restauración de los Ecosistemas”, declarada por la Asamblea General de las Naciones Unidas para el periodo 2021-2030. Con ella se busca incrementar a gran escala la restauración de los ecosistemas degradados y destruidos a nivel mundial.

En el marco de esta iniciativa existen muchas preguntas sobre cómo va abordar México el gran reto de contribuir al manejo/restauración de los manglares degradados. La adaptación basada en ecosistemas es una solución integral que permite generar medios de vida a las comunidades, sin alterar a los ecosistemas y que incluye en algunos casos acciones de restauración.

El modelo de restauración clásica en la que se rehabilita la conectividad hidrológica en sitios específicos, tendrá que transitar a: mejorar las condiciones generales de las cuencas costeras; mejorar las prácticas productivas para disminuir el impacto ambiental que generan; respetar el caudal ecológico de los ríos. Y, finalmente, manejar adecuadamente los acuíferos para asegurar en el largo plazo que nuestros manglares se recuperen y mantengan la provisión de sus servicios ecosistémicos.

Cabe señalar que algunos actores consideran que las intervenciones de restauración pueden ser dirigidas por las comunidades costeras sin un conocimiento exhaustivo en el tema.

La realidad es que la complejidad de la dinámica ecológica-social de los manglares requiere que estas intervenciones/estrategias sean lideradas por expertos/especialistas en el análisis de esta dinámica. Por lo tanto se requieren esquemas colaborativos con las comunidades y otros actores clave para fortalecer la gobernanza local/regional de los proyectos.

El reto de México es relevante puesto que somos el cuarto país con más manglares en el mundo. Y al ser los manglares ecosistemas claves en la mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático, se está detectando un auge en proyectos de restauración de manglares que carecen de una visión holística en diversos puntos del país. Son liderados por el sector no gubernamental (asociaciones civiles), por iniciativa privada o por particulares interesados en el surgimiento de los créditos de carbono azul.

Estos bonos/créditos de carbono prometen generar ingresos a través de un mercado económico global de forma voluntaria. Actualmente, se realizan acciones de reforestación/restauración en algunos sitios incluso dominados por otros humedales. Pero esto genera una modificación de los servicios ecosistémicos y una arquitectura/estructura incipiente de los mangles, debido a gradientes biofísicos no apropiados para su desarrollo.

Por lo tanto, es importante transparentar los sitios seleccionados para estas acciones, las estrategias de restauración que se llevarán a cabo, el ejercicio/financimiento de los recursos y los objetivos de los proyectos donde se realizarán las acciones de restauración.

Nosotros proponemos que, a escala municipal, se generen plataformas virtuales públicas donde se tenga acceso a estos proyectos y se les dé seguimiento para la mejora en la toma de decisiones.

Finalmente, lo más importante es apostar por conservar y preservar estos ecosistemas tan particulares. Y que nos brindan servicios ecosistémicos cruciales/únicos para mantener nuestra calidad de vida.

Referencias:
1 Ochoa-Gómez JG. 2019. Dinámica del carbono orgánico en manglares de zonas áridas del suroeste del Golfo de California. Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste S.C (CIBNOR). Tesis de Doctorado. 85 p. Repositorio institucional del CIBNOR: http://cibnor.repositorioinstitucional.mx/jspui/handle/1001/1506
2 Silva-Flores R. 2021. Manglares de México: Acciones de protección, conservación, aprovechamiento y restauración por la CONAFOR. En: Foro de experiencias sobre protección, conservación, aprovechamiento y restauración de manglares en México. Febrero del 2021. SEMARNAT, CONAFOR. En: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/614955/Acciones_de_CONAFOR_Ramon_Silva_compressed__1_.pdf

Jonathan G. Ochoa Gómez
Profesor-investigador
Facultad de Ciencias Naturales, Universidad Autónoma del Carmen (Unacar)
Correo-e: [email protected]

Joanna Acosta Velázquez
Profesora, investigadora,
directora de Aura: manglares y costas, SC
Correos-e: [email protected] y [email protected]