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Por qué conservar y preservar los manglares mexicanos

Joanna Acosta Velázquez y Jonathan G. Ochoa Gómez

Los manglares son humedales costeros reconocidos por su alta capacidad de almacenar y secuestrar dióxido de carbono (significativamente mayor que los ecosistemas terrestres), además de ser piezas clave para mantener el bienestar humano y la biodiversidad global; también para asegurar la seguridad alimentaria y nacional ante los efectos del cambio climático en regiones costeras.

La provisión de los servicios ecosistémicos de los humedales está valorada en 20.4 trillones de dólares al año a escala global1. De todos los humedales, los manglares en particular se caracterizan por su alta productividad y resiliencia que permite la provisión de múltiples servicios ecosistémicos cruciales como la protección costera, la filtración de nutrientes/contaminantes, medios de vida para las comunidades y cobeneficios relacionados a la mitigación, adaptación y resiliencia ante los efectos del cambio climático.

La preservación y el manejo sustentable de los manglares ahorra a la comunidad global aproximadamente 65 billones de dólares al año por pérdidas asociadas a las inundaciones costeras2.

A pesar de su importancia socioeconómica y ecológica, estos ecosistemas se siguen perdiendo y degradando por múltiples factores.

Esto debido a su localización en las partes terminales de las cuencas costeras, donde reciben el impacto acumulativo de las prácticas productivas, y a la falta del manejo integral u ordenamiento territorial de la región.

La pérdida y degradación de estos humedales contribuye significativamente al aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero, alteran la calidad y cantidad de la provisión de los servicios ecosistémicos y generan costos/pérdidas económicas a toda la sociedad.

Por lo tanto, la preservación y el manejo sustentable de los manglares son factores clave para mantener a largo plazo la calidad de vida y las economías de las comunidades costeras (potencial pesquero, amortiguación de las inundaciones, erosión costera).

En este sentido, la conservación y preservación de estos humedales es crucial en México, debido a que es el cuarto país con más manglares en el mundo (≈905,000 hectáreas)3.

Los manglares a escala nacional están distribuidos en diecisiete entidades federativas y presentan alta heterogeneidad con una elevada gama de gradientes biofísicos (e.g., nutrientes, geomorfología, hidrología), latitudinales (tropical a templado) y de dinámicas socio-ecológicas.

Esto representa un reto para la preservación, uso y manejo de estos ecosistemas a lo largo y ancho del país.

A escala nacional, el 78.9 por ciento (714 mil 044 hectáreas) de los manglares de México se distribuyen en un área natural protegida o en sitios Ramsar4. Este tipo de instrumentos de conservación han contado con algún tipo de financiamiento público.

De hecho, ya existen algunas plataformas de gobernanza locales que permiten implementar proyectos orientados a la conservación y a la restauración de manglares en diferentes municipios costeros del país.

A pesar de estos instrumentos de conservación es importante señalar que las comunidades y municipios costeros del país son polos de crecimiento poblacional y de desarrollo, por lo que están atravesando problemáticas socioeconómicas y ambientales importantes que deben ser atendidas.

En este contexto, distintos actores de los municipios costeros del país están demandando poner en marcha estrategias locales para el manejo integral de estos recursos costeros.

Además se ha detectado la necesidad pública de preservar/conservar a los manglares para proteger/mantener los actuales niveles de captación, almacenamiento y secuestro de dióxido de carbono (carbono azul: carbono de los manglares, pastos y marismas).

Lo anterior para asegurar la provisión de todos de los servicios ecosistémicos que brindan a la sociedad en calidad y cantidad; además de reducir las emisiones de dióxido de carbono derivadas de la deforestación/degradación de estos ecosistemas.

Por lo tanto, los esfuerzos de las autoridades y los actores clave de los municipios costeros deberían estar orientados en tejer una estrategia local pública que tome en cuenta el bienestar de los pobladores de las zonas costeras del país y que brinden alternativas para mejorar sus medios de vida.

Actualmente existen intereses y expectativas de actores clave en los territorios costeros para la implementación de proyectos relacionados a la acreditación de bonos de carbono azul. Los bonos de carbono azul son un instrumento económico que financia actividades de conservación mediante un mercado voluntario de carbono.

El objetivo de los proyectos es evitar la deforestación, restaurar a los manglares e identificar formas de mejorar los medios de vida locales mediante la implementación de nuevas fuentes de ingresos.

Sin embargo, las condiciones/reglas jurídicas, y de políticas públicas, no están consensuadas/estructuradas de forma institucional en México.

Por ejemplo, el uso/manejo público de los manglares en México, al estar ubicados en zonas federales, requiere sortear una serie de permisos y trámites administrativos en coordinación con distintos niveles de gobierno y actores claves locales, como los ejidos y comunidades.

Nuestra propuesta es que, a escala municipal, los actores clave articulen una estrategia/directriz que dé respuesta a los principales retos a los que nos enfrentamos, a través de un ejercicio de focalización y priorización de los instrumentos de ordenamiento vigentes como niveles de conservación, preservación o degradación4; a través de datos técnicos/científicos y de políticas públicas, partiendo de un diagnóstico objetivo, particular y con visión de cuenca.

En el caso de los proyectos de bonos/créditos de carbono azul, la visión debe ser de comanejo entre el gobierno, la industria, la academia, tomadores de decisiones, sociedad civil y comunidades.

Estos esquemas implican arreglos institucionales públicos/transparentes y de gobernanza local, repartición de responsabilidades/tareas/estrategias/seguimiento entre actores clave y una clara meta del ganar-ganar.

Asimismo, es necesario gestionar otras fuentes de financiamiento para invertir en el manejo y la preservación de los manglares con esquemas multipropósitos a largo plazo dado sus múltiples servicios ecosistémicos (e.g. pago por servicios ambientales, estándares de biodiversidad/cobeneficios sociales), en los que se incluyan otros de soluciones basadas en la naturaleza y para crear una red local de fondos/actividades que se interrelacionen con diferentes actores/sectores.

Finalmente, las políticas públicas para manejar y preservar a los manglares deben armonizarse para prevenir cambios de uso de suelo y su degradación.

Además, las estrategias locales deben considerar la valoración económica de los servicios ecosistémicos en calidad y cantidad, así como el aumento de la vulnerabilidad de comunidades costeras bajo un contexto del cambio global.

Nos parece importante resaltar que para elaborar estas estrategias locales es necesario contar con análisis holísticos y esquemas participativos que abonen a los esfuerzos conjuntos así como a los compromisos nacionales e internacionales.

1 Davidson NC, Van Dam AA, Finlayson CM, McInnes RJ. 2019. Worth of wetlands: revised global monetary values of coastal and inland wetland ecosystem services. Marine and Freshwater Research 70,8:1189-94.
2 Menéndez P, Losada IJ, Torres-Ortega S, Narayan S, Beck MW. 2020. The global flood protection benefits of mangroves. Scientific reports 10:4404
3 Conabio. 2022. Extensión y distribución de manglares. Recuperado el 02 de abril del 2019, de Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO): https://www.biodiversidad.gob.mx/monitoreo/smmm/extensionDist
4 Acosta-Velázquez J y Ochoa-Gómez JG. 2021. Instrumentos de conservación para el manejo de los ecosistemas de carbono azul en México. En: Hernández AJM, Manzano MG, Bolaños MA y Ibarra P (Ed.). Estado actual del conocimiento del ciclo del carbono y sus interacciones en México: síntesis a 2021. 231-237. Serie Síntesis Nacionales. Programa Mexicano del Carbono-Tecnológico de Monterrey. Texcoco, estado de México, México.

Joanna Acosta Velázquez
Profesora, investigadora y directora
Aura: manglares y costas, SC
Correo-e: [email protected]

Jonathan G. Ochoa Gómez
Profesor-investigador
Facultad de Ciencias Naturales, Universidad Autónoma del Carmen (Unacar)
Correo-e: [email protected]