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Son más que productos, son historias de vida

Sara Cuervo

Las cooperativas campesinas enfrentan una serie de obstáculos para comercializar sus productos bajo esquemas de comercio justo. Igualmente desafían retos complejos conforme deciden acercarse a mercados incrustados en el epicentro del desarrollo.

Transitar de la venta a granel de grandes volúmenes a la de productos terminados dirigidos a consumidoras y consumidores finales es un camino largo determinado por políticas y regulaciones que exhiben las brechas de desigualdad manifiestas en los mercados.

Esta estructura a menudo somete a las cooperativas campesinas a ser proveedoras de materias primas (commodities) y quedarse ocultas en el primer eslabón de la cadena, De esa manera favorece al comercio que acerca el producto terminado al consumidor(a) final, privilegiando con ello frecuentemente al capital.

Transitar del escenario de comercialización de materias primas al de productos terminados es para las cooperativas campesinas complejizar la ecuación en función de lógicas y esquemas exógenos.

Pero este paradigma tiene frutos en el proceso mismo, en la cualidad de la reflexión, en la determinación informada y en la gobernanza construida por las cooperativas que conscientemente deciden caminar estos procesos.

Adicionalmente, la producción campesina derivada de una gestión comunitaria de los territorios rurales guarda valores ambientales, sociales y culturales que deben ser reconocidos y vindicados por la sociedad y los gobiernos,

Su mantenimiento y reproducción abonan al patrimonio natural y cultural; local, nacional y global y, sin ella, difícilmente la vida humana tendría probabilidades de mantenerse, puesto que asegura una base de recursos y servicios ambientales de la cual depende la humanidad: son más que productos, son historias de vida.

Un botón de muestra

En la ruralidad en la península de Yucatán es común que acopiadores de miel, carbón, pimienta y hasta madereros lleguen a las comunidades ofreciéndoles a las y los campesinos precios castigados por sus cosechas, mediante pagos inmediatos.

Las múltiples carencias resultantes del modelo económico hegemónico, del racismo y de la ausencia del Estado hacen que esta dinámica no solo se mantenga como respuesta sino como un mecanismo que sostiene a este mismo modelo.

Las organizaciones locales –como cooperativas y ejidos– han sido actores clave para amortiguar, a través de un ejercicio sostenido de gobernanza territorial y de gestión colectiva de los bienes naturales, el impacto de un modelo económico que profundiza las desigualdades.

En este contexto, varias cooperativas de la región y otras colectividades organizadas, desarrollan un esquema para comercializar mejor sus productos provenientes de un manejo sostenible de los territorios rurales. Lo llevan a cabo las familias y personas de las comunidades, y cuyos procesos de transformación y acondicionamiento son artesanales y de alta calidad, garantizando, en conjunto, un origen natural, orgánico y legal.

Este esquema, reconocido bajo el nombre de Plataforma de Cooperación Comercial (Placco), surge de la unión de cooperativas de apicultores, meliponicultoras y productores de carbón vegetal de los estados de Campeche y Quintana Roo. Más o menos desde hace seis años han venido explorando el segmento restaurantero y turístico del Caribe mexicano.

A pesar del reto que provocó la pandemia dentro de este segmento, han recuperado sus volúmenes de venta de miel multifloral y de carbón, y mantienen una negociación sostenida para mejorar los precios de venta y reducir la inequidad de las políticas de pago que caracterizan a este segmento.

Esta iniciativa cuenta a su vez con la marca sombrilla “Foresta”, productos de bosques comunitarios, que le da identidad a los procesos y garantías, tanto a cooperativas como a clientes, de las transacciones comerciales.

De 2017 a 2022 las cooperativas han comercializado alrededor de 700 toneladas de producto clasificado y envasado (considerado producto terminado), generando ingresos por encima de los 8 millones de pesos. Así han beneficiado a más de 100 familias.

La Placco tiene la virtud de no intermediar las ventas, sino de facilitarles a las cooperativas el acercamiento a clientes potenciales y acompañarlas para que mejoren su posición de negociación en los mercados. Usualmente requieren fortalecer procesos internos organizativos, administrativos, productivos y de procesamiento, etc. que a su vez derivan en un fortalecimiento del capital humano en las comunidades.

Los impactos provocados por la pandemia, a la par de generar respuestas simples como la autosuficiencia y soberanía alimentaria, detonaron dentro de la Placco la reflexión de emprender una estrategia de comercio electrónico para alcanzar a los consumidores finales. Se trata de una fórmula en la que se aumentan las ventas mientras se promueve el consumo responsable.

Así es como a finales de este año, “Foresta” activará en plataformas de internet y redes sociales la promoción de los productos de las cooperativas para su comercialización. Inicialmente de mieles, propóleo y carbón vegetal de procedencia legal.

En este ejercicio, la Placco buscará integrar a más y nuevos grupos de la región para diversificar la oferta de los productos locales y contribuir al mantenimiento y reproducción de la vida comunitaria en los territorios.

Transitando un proceso de valor

La cooperativa Unión de Sociedades Apícolas Ecológicas de Calakmul (USAEC), asociada de la Placco, está integrada por 63 apicultores y apicultoras de nueve comunidades del municipio de Calakmul, en Campeche. Durante más de seis años, la USAEC ha trabajado en integrar la cadena de valor de la miel orgánica envasada (Apis mellifera): desde el apiario manejado a través de buenas prácticas, hasta una planta de envasado certificada funcionando con una capacidad de procesamiento mensual de 2.2 toneladas de miel.

Actualmente, la cooperativa USAEC comercializa la miel multifloral de sus asociados, envasada bajo la marca registrada Reselva y con el distintivo “Sello Colectivo de Calakmul” (nivel oro), otorgado por la reserva de la biosfera de Calakmul. De esta forma, le reconoce atributos de gobernanza, economía local y corresponsabilidad ambiental detrás de los productos de los emprendimientos colectivos en este municipio.

Después de dos años consecutivos de contar con la certificación de miel orgánica, otorgada por Certimex, la USAEC avanza en el lanzamiento de su nuevo producto Miel Jaguar (miel orgánica certificada y envasada).

Esta miel de súper calidad, será promocionada como gourmet y comercializada a un mejor precio en beneficio de losapicultores, la cooperativa, la apicultura, las abejas y la selva.

Investigaciones diversas reportan un radio de movilidad de las abejas de entre uno hasta tres kilómetros en busca de néctar o polen para vivir. Esta variación la atribuyen a la escasez o abundancia de floración.

Considerando el escenario de mayor abundancia, las abejas cultivadas por las y los apicultores de la USAEC requieren, y a su vez aseguran la reproducción, mediante la polinización, de un poco más de 6 mil hectáreas de selvas maduras y acahuales.

Tanto los polinizadores silvestres como las abejas criadas a través de la apicultura por las y los apicultores, son motores que sustentan el paisaje milpero forestal de las comunidades campesinas mayas de la península de Yucatán.

Modelos que amenazan

Además de las dificultades que encuentran las cooperativas de comunidades para participar en los mercados, dadas las condiciones inequitativas per se del sistema capitalista, por un lado se avivan las crisis climáticas materializadas en sequías fuertes y prolongadas, en cambios drásticos de las temperaturas y en eventos meteorológicos que desnudan las vulnerabilidades de las comunidades y las familias en los territorios rurales.

Y por otro, aumentan los proyectos de muerte que, además de generar devastación ambiental, arrinconan a las comunidades a la fórmula única de cambiar, no por elección sino por imposición, su modo de vida.

Mejor resumido en las palabras de una meliponicultora de Hopelchén, Campeche: “Si tumban mi monte, si contaminan mi agua, si matan a mis abejas, pues me están matando a mí”, refiriéndose a la agroindustria que colonizó los territorios de las comunidades mayas en Hopelchén.

En este municipio devastaron más de 153 mil hectáreas de selva en los últimos 21 años (Global Forest Watch, 2021), e imponiendo un modelo que ha provocado además, la contaminación del agua, la mortandad de abejas, detrimento de la calidad de la miel, la reducción de la apicultura, la afectación a las economías familiares campesinas mayas y la vulneración de la soberanía alimentaria con la introducción de organismos genéticamente modificados.

Todo esto está sucediendo en la cara de gobiernos, jueces y magistrados, y ante la omisión cabal de las responsabilidades de las autoridades ambientales.

El consumo responsable plantea conocer más allá del aspecto físico del producto y también acortar las distancias entre productores y consumidores. En resumen, el consumo responsable es un deber ser en nuestra sociedad, es una postura política que implica la construcción de ciudadanía.

Para mayor información sobre la iniciativa Placco dirigirse al correo-e: [email protected]
Y próximamente en línea: www.foresta.com.mx

Sara Cuervo
Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible
Correo-e: [email protected]