A más calor, más catástrofes — ecologica
Usted está aquí: Inicio / Presentación / A más calor, más catástrofes

A más calor, más catástrofes

Hace un siglo, había en nuestro planeta 2 mil millones de habitantes. Desde entonces la población más que se cuadruplicó y enfrenta el calentamiento global. Éste aumenta la pobreza, la desnutrición y hasta la muerte, especialmente de quienes viven en medio de carencias extremas. También en el mundo industrializado: para el año 2050, muchas ciudades de Estados Unidos (entre ellas Nueva York) experimentarán más días de calor extremo, afectando severamente la vida de sus habitantes.

No hay solución a la vista pues la reducción de gases de efecto invernadero (causantes del cambio climático) apenas será del 7.5 por ciento para el año 2030, cuando se requiere del 55 por ciento a fin de limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 1.5 °C. Es el máximo definido por los expertos como el escenario menos arriesgado para el futuro de la humanidad. En palabras de António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, “seguimos encaminados hacia la catástrofe climática”.

Y esa catástrofe se expresa, entre otras cosas, en una mayor inseguridad alimentaria. Y en el colmo, cerca de un tercio de la comida disponible se pierde o desperdicia y los recursos naturales y los invertidos en la producción de alimentos no se utilizan de manera sostenible. Ningún país está exento de lo anterior.

En efecto, si los 500 millones de personas que habitan áreas en proceso de desertificación son más vulnerables al cambio climático, a la sequía y las olas de calor, otras regiones también las padecen. Desde junio, causan estragos e incendios en Europa, China, Estados Unidos, África. También en México. Esto impacta la disponibilidad de agua para las familias, las actividades agroindustriales y garantizar la salud pública. Como siempre, los más afectados son centenas de millones de pobres.

Hace tres años, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático destacó cómo éste afecta la seguridad alimentaria. Ocurre a través de la disminución del rendimiento agrícola, especialmente en los trópicos, el aumento de los precios, la reducción de la calidad de los nutrientes y las interrupciones de la cadena de suministro. El impacto más drástico lo ubicaron en los países de bajos recursos en África, Asia, América Latina y el Caribe.

Dicho panel estaba en lo cierto. En noviembre pasado, las Naciones Unidas reportó la primera hambruna por el cambio climático: en Madagascar. Los más afectados son los niños. Fue imposible en ese país cultivar y recoger las cosechas. Y a diferencia de las hambrunas en Yemen, Sudán del Sur y Etiopía debidas a conflictos internos, la de Madagascar es fruto exclusivamente de factores climáticos devastadores.

Si el calor, los incendios y la sequía azotan Europa, parte de Asia, América Latina y Estados Unidos, es en África donde más daño ocasionan, lo que incide en sus sistemas económicos, ecológicos y sociales. Para 2030, unos 118 millones de personas extremadamente pobres estarán allí expuestas a las variaciones climáticas y la falta de alimentos. Las migraciones masivas serán más numerosas que hoy.

Igual tenemos migraciones en América Latina y, por supuesto en México en dirección a Estados Unidos. Serán mayores a medida que el calentamiento global afecte especialmente al sector agropecuario. Como no existen políticas efectivas para evitar dicho calentamiento, no habrá muros que las contengan.

En esta ocasión, La Jornada Ecológica ofrece un recuento de lo que sucede con el calor y los incendios en varias partes del mundo. Ambos fenómenos serán más agudos en los próximos años si los gobiernos y la sociedad no cumplimos con los acuerdos internacionales para evitar el calentamiento global. Todos debemos colaborar para evitar una catástrofe ecológica suficientemente anunciada.