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Polinizadores de México y sus flores: relaciones frágiles y aún desconocidas

Silvana Martén Rodríguez y Mauricio Quesada

México es megadiverso. Es parte del conjunto de países que en un 10 por ciento de la superficie terrestre alberga el 70 por ciento de la biodiversidad mundial.

La biodiversidad de México incluye unas 23 mil especies de plantas con flor, la mayoría de las cuales depende de animales para llevar a cabo la polinización cruzada, la trascendental labor de transportar polen de una flor a otra, de una planta a otra. ¿Y por qué es relevante este proceso? ¿quiénes lo llevan a cabo y cómo? Y ¿cuánto conocemos de la vida de estos polinizadores?

La historia de la polinización en el planeta comienza cuando las plantas con flor evolucionaron de sus ancestros, hace al menos 130 millones de años. El origen de las flores genera nuevas posibilidades de alimentación para los insectos, abriendo el camino para una interacción milenaria de intercambio mutuo, a veces de usufructo, a veces de engaño.

Los análisis evolutivos sugieren que los escarabajos y las moscas pudieron ser los primeros grupos de animales polinizadores, seguidos por las abejas, las mariposas y finalmente, hace unos 30 millones de años, las aves y los murciélagos que se alimentan de néctar.

En esta innovadora interacción, en que los animales comienzan a visitar flores para obtener néctar, polen y ocasionalmente fragancias o aceites, se promueve el movimiento de polen entre flores de plantas diferentes, favoreciendo la fertilización cruzada y la producción de semillas.

Sin la polinización vía animales no tendríamos cientos de alimentos, como calabazas, chiles, frijoles, jitomates e incluso mezcal. Sin la polinización, la gastronomía mexicana sería mucho menos diversa y no sería reconocida internacionalmente como patrimonio cultural de la humanidad. ¿Quién diría que tal orgullo depende en parte de pequeños insectos o de mamíferos nocturnos seducidos por el polen y el néctar de las flores?

El conocimiento de los polinizadores mexicanos –herramienta vital para asegurar su conservación y la seguridad alimentaria del país– se ha sintetizado en La Estrategia Nacional para la Conservación y Uso Sustentable de Polinizadores de México.

El diagnóstico de polinizadores incluido en la estrategia, indica que pueden existir unas 10 mil especies de polinizadores en nuestro país (https://www.gob.mx/agricultura/documentos/estrategia-nacional-para-la-conservacion-y-uso-sustentable-de-los-polinizadores-encusp).

Más allá de sus nombres y la limitada información sobre la distribución y biología de ciertos grupos, poco se conoce de la vida de la mayoría de estos animales.

Por ejemplo, los escarabajos posiblemente fueron los primeros insectos en interactuar con las plantas con flor a nivel evolutivo y actualmente son polinizadores importantes de plantas como las magnolias, las palmeras y los emblemáticos alcatraces que pintó Diego Rivera.

Irónicamente, ni siquiera sabemos hoy cuantas especies de escarabajos son polinizadores en México.

Las abejas y abejorros dependen de las flores para su supervivencia y son los polinizadores más estudiados por su importancia en la producción de alimentos.

De éstas sabemos que existen unas 2 mil especies; sin embargo, menos del 3 por ciento han sido estudiadas en algún aspecto de su vida, de sus interacciones con otros organismos. Muchas especies de mariposas también son asiduas visitantes de las flores en su fase adulta. Se estima que en México existen más de 7 mil especies polinizadoras de mariposas diurnas y nocturnas.

De éstas se tienen guías de especies, estudios sobre las plantas que utilizan sus larvas y un conocimiento más profundo de la vida de especies distinguidas, como la icónica mariposa monarca. Pero la vida de muchas mariposas, sobre todo las nocturnas, es aún un enigma.

Por otra parte, las moscas, asociadas generalmente con insectos poco deseables, están excluidas de algunas listas oficiales de polinizadores; sin embargo, son los visitantes florales más frecuentes en las altas montañas de nuestro país.

En México, podríamos contar con más de 9 mil especies de moscas que polinizan plantas tan importantes como el aguacate y el cacao. Pero sólo conocemos algo de la biología de menos del 2 por ciento de las especies de moscas de nuestro territorio.

Finalmente, algunos grupos de vertebrados, como los colibríes (73 especies) y los murciélagos (10 especies), son también polinizadores importantes de diversas especies como los agaves, cactáceas, salvias y numerosas epífitas, las cuales viven sobre los árboles.

Estos vertebrados han sido mejor estudiados, pero tampoco conocemos exhaustivamente sus interacciones con las flores en diferentes regiones del territorio nacional. Algo que sí sabemos con certeza es que las áreas naturales protegidas (ANP) son importantes para mantener el hábitat de todos estos polinizadores.

Las áreas naturales protegidas han cumplido una función fundamental como reservorios naturales de la diversidad de especies de plantas y polinizadores, así como de sus hábitats, sitios de anidamiento, alimentación, refugio y reproducción.

Sin embargo, la mayoría de las ANP en México carecen de información sobre las especies de polinizadores, y no existen siquiera listados para los escarabajos, avispas, moscas y mariposas nocturnas de las ANP federales.

Esto sugiere una falta de análisis y evaluación de los servicios de polinización que estos organismos brindan a las especies de plantas dentro de las ANP y los cultivos circundantes.

Los polinizadores de las plantas cultivadas favorecen una mayor producción de frutos y por lo tanto un mayor ingreso económico. Las especies nativas, como el aguacate, pimiento y jitomate, son los cultivos que generan los mayores ingresos económicos a nivel nacional.

Asimismo, la producción y los ingresos económicos de especies como el cacao, las calabazas, el café, el coco, el mango, la papaya, la sandía, y la zarzamora –cuya reproducción depende de polinizadores– están amenazados por el declive y la desaparición de estos animales.

Finalmente, los estudios realizados hasta el momento indican que el declive y la pérdida de polinizadores son amenazas serias para la producción agrícola y muestran la necesidad de incrementar el conocimiento científico de los polinizadores, sus roles ecológicos y de realizar labores en pro de su conservación.

Para lograr el desarrollo sustentable de la agricultura en México se deben preservar los hábitats naturales aledaños a las regiones agrícolas y así promover el vínculo entre los polinizadores, los cultivos y las especies silvestres. Con esto, se podrá concertar una relación más armónica entre la naturaleza, el desarrollo humano y su seguridad alimentaria.

Silvana Martén Rodríguez
Laboratorio Nacional de Estudios Superiores, UNAM, campus Morelia 
Correo-e: [email protected]

Mauricio Quesada
Investigador Titular C, Laboratorio Nacional de Síntesis Ecológica, UNAM, campus Morelia
Correo-e: [email protected]