Crisis socioambiental, ¿es un problema de conocimiento sobre la naturaleza? — ecologica
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Crisis socioambiental, ¿es un problema de conocimiento sobre la naturaleza?

Alejandra Bladinieres Arcega

A toda la población, en especial, a las infancias y juventudes, nos toca enfrentar el cambio climático y sus efectos, en diversas formas y grados. Nos tocará vivir en un mundo que hoy mismo están diseñando gobiernos y organismos internacionales. La crisis no solo es climática, es también, y principalmente, social.

Para enfrentarla tenemos que comenzar a problematizar lo que vivimos hoy; problematizar el cómo nos enseñan, cómo conocemos, cómo aprendemos y, por lo tanto, cómo interpretamos a la naturaleza y por qué muchas veces la contraponemos con el ser humano.

Descifrar e interpretar los entornos en los que nos movemos y actuamos mediante categorías opuestas como, por ejemplo, blanco o negro, hombre o mujer, animal o humano, joven o mayor, salvaje o civilizado, natural o artificial, entre muchas otras, proviene de una forma social e histórica de conocimiento, propia de la cultura occidental, con la cual se ha podido entender, cuantificar, clasificar y, en gran medida, dominar al mundo de múltiples maneras; tanto a los seres vivos, incluyéndonos, así como a los no vivos, lo que ha permitido desde talar un bosque entero, hasta esclavizar a cualquier ser vivo o extraer cualquier recurso mineral sin importar las consecuencias.

Las ciencias naturales y sociales han contribuido a delimitar hasta dónde llega, teórica y metodológicamente, el conocimiento de lo que es la sociedad, la cultura, el ser humano, prescindiendo de la categoría de humana y la naturaleza, con sus propios hechos o fenómenos. Esto ha traído consigo fuertes implicaciones para nuestro conocimiento y para nuestro actuar y andar cotidiano.

Entre ellas, el hecho de que los entornos, así como los seres vivos y no vivos con los que cohabitamos y compartimos vida, se vuelven objetos de mera clasificación y cuantificación a nuestra disposición. Mas no seres o cosas mediante las cuales podemos generar o establecer afectos, empatía y sobre todo respeto.

Una de las medidas para hacer frente a la gran problemática de nuestros tiempos es apelar y volver a darle énfasis a los saberes no occidentales, a los indígenas, que tienen mucho que compartir y enseñarnos respecto a su relación con la naturaleza y sus luchas por defenderla.

Esto, a su vez, nos puede llevar a plantear y conectar el cambio climático con temas de violencia, el despojo y las desigualdades sociales, como las que viven muchos de los pueblos indígenas a lo largo del continente y también alrededor del mundo. Así como el imaginar nuevas formas de conocer, nombrar y relacionarnos con el planeta y, por lo tanto, con nosotras y nosotros mismos. Las experiencias comunitarias y colectivas, el arte en cualquiera de sus múltiples manifestaciones y los saberes indígenas, aunados con el saber científico natural y social, pueden enriquecer y fortalecer nuestro conocimiento sobre el mundo, así como nuestras experiencias, acciones y relación con este.

A las y los jóvenes de hoy nos toca enfrentar esta problemática; plantear otros horizontes y posibilidades es nuestro deber y también nuestro derecho.

Constantemente nos hablan de salvar nuestro futuro y a las generaciones venideras pero, ¿por qué dejar de lado a nuestro presente, y hacer algo por este, cuando los efectos del cambio climático ya son visibles en nuestros hogares y se sienten sobre nuestros cuerpos afectando nuestro bienestar y nuestra salud? Quizás no exista un mañana, sino un hoy.

Si bien esta crisis no es nuestra responsabilidad, nuestra generación necesita comenzar a replantearla y cuestionarla desde algo tan simple, y a la vez complejo, como el entender y transformar la forma en que estamos conociendo eso que llamamos naturaleza.

Alejandra Bladinieres Arcega
Egresada de sociología
Correo-e: [email protected]