Terminó el verano en el Hemisferio Norte con un saldo de numerosas tragedias ocasionadas por el aumento de temperatura, la sequía y los incendios forestales. Los de Canadá, nunca vistos y la nube de cenizas que produjeron llegó hasta el noreste de Estados Unidos. Francia, España, Portugal, Italia, con olas de calor agobiante. Hasta 45 grados en algunas regiones.

Igual de intenso en Medio Oriente y el norte de África. Hasta calor en el invierno australiano. Grecia, víctima de los peores incendios registrados en Europa. Superaron los de 2019. Y casi a la vez otra tragedia: catastróficas inundaciones en el centro del país con muchos daños en la infraesctructura pública y privada en las poblaciones afectadas. Murieron 15 personas y unos 4 mil 500 habitantes rescatados para evitar que los torrentes de agua se los llevaran.

Cierro el panorama de tragedias que dejó este verano el cambio clmático, con lluvias intensas en China, Japón y Filipinas. En Beijing llovió como no se veía los últimos 140 años. Casi 10 mil muertos en Libia por las inundaciones debido a una tormenta generada por el aumento de la temperatura del mar.

En México también tuvimos olas de calor y sequía extremas. Más grave que las anteriores. Los embalses, a su nivel más bajo. Los más pobren sufren por todo eso, en especial los de las comunidades rurales: las de yaquis, seris y huicholes; las de las sierras de Oaxaca, Guerrero, Jalisco, Nayarit, San Luis Potosí, Coahuila, Tamaulipas y Chihuahua. Allí los termómetros marcaron más de 45 grados.

A la fragilidad ambiental y el pésimo estado de los hogares de millones de habitantes del medio rural, se suma la falta de servicios básicos. El de salud, pésimo, pero muy pronto será como el de Dinamarca. No hay agua potable en ninguna escuela rural del país. Tampoco en ninguna universidad. Pero abunda la comida chatarra y los refrescos, que ocasionan obesidad y diabetes.

En este número de La Jornada Ecológica ofrecemos detalles de las principales tragedias que el cambio climático causó en el verano. Nada optimista el futuro, pues el aumento de temperatura continúa en el planeta. Detenerlo, tarea urgente de gobiernos, políticos, legisladores. Y fundamentalmente, la población, apática en extremo ante lo que sucede.