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Infancia entre humo y arcilla: ladrilleras y su impacto en la salud pulmonar

Roberto Hernández Raygoza

La actividad ladrillera es relevante para la economía de México, y tiene una importante función social pues absorbe una gran cantidad de mano de obra familiar.

En México, de acuerdo con el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE), en 2020 se encontraban registradas 8 mil 562 ladrilleras.

Este sector genera 52 mil 315 empleos. La presencia de ladrilleras dentro y en las periferias del área urbana de las ciudades tiene un trasfondo cultural e histórico en los países en vías de desarrollo como el nuestro.

La contaminación atmosférica proveniente de los hornos ladrilleros artesanales en México representa una violación a las leyes ambientales y obedece a la ausencia de una normatividad regulatoria; el crecimiento de hornos ladrilleros sin regular en el país representa una amenaza continua para la salud pública.

Las emisiones de contaminantes de las ladrilleras dependen de la temperatura, el tiempo de cocción, del tipo de combustible y del horno que se utilice.

La industria ladrillera mexicana utiliza tecnologías poco eficientes, siendo los combustibles que se utilizan muy diversos y de baja calidad, como neumáticos, aserrín, cenizas, aceite, plásticos, basura electrónica, entre otros.

Las emisiones de contaminantes reportadas en las ladrilleras se relacionan con monóxido de carbono (CO), de material particulado menor a 2.5 y 10 micrómetros (PM2.5 y PM10), compuestos orgánicos volátiles (COV), dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de sulfuro (SO2), metales pesados, dióxido de carbono (CO2), hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), bifenilos policlorados (BPC), arsénico, plomo, entre otros.

La principal ruta de exposición a contaminantes es el aire, y ocurren, además, procesos de deposición atmosférica en suelo, sedimentos y cuerpos de agua.

Por todo lo anterior, esta actividad se convierte en un problema de salud pública pues es común que el establecimiento de las ladrilleras se realice alrededor de las zonas urbanas. Existe población susceptible a efectos en la salud, no solo los trabajadores, sino también niños, mujeres y adultos mayores, además de que se incrementa la vulnerabilidad ante embarazos y enfermedades crónicas.

Desarrollo, crecimiento y daño pulmonar en la infancia

Al nacimiento, el crecimiento y madurez pulmonar no ha sido aún completados, culminando este proceso hasta los 18 años como edad promedio. Es durante este periodo de máximo crecimiento y desarrollo del sistema respiratorio cuando es más vulnerable a los efectos de la exposición de contaminantes o cualquier otro agente externo que pueda interrumpir o alterar el crecimiento y desarrollo pulmonar normal.

La emisión de contaminantes generados por las ladrilleras, como el dióxido de carbono, bióxido de nitrógeno, bióxido de azufre y las partículas menores, afectan el crecimiento y desarrollo pulmonar, principalmente el PM10 y PM2.5. Estos contaminantes, al ser inhalados, se depositan en las partes más distales de las vías respiratorias. Y por su tamaño no pueden salir o ser exhaladas; entonces penetran y son absorbidas por la sangre y transportados al resto del pulmón y hacia otros órganos, deteriorándolos y ocasionando incluso un daño irreversible.

Los efectos agudos a la exposición de contaminantes son inmediatos y reversibles cuando cesa la exposición al contaminante. Los más comunes, son la irritación de los ojos, dolor de cabeza y náuseas, aumento en la frecuencia de infecciones respiratorias, dificultad para respirar, crisis asmática.

La exposición prolongada durante las primeras dos décadas de vida tiene efectos crónicos y duran indefinidamente llegando a ser irreversibles.

Generalmente, incluyen la alteración del desarrollo pulmonar traducido en una disminución de la capacidad respiratoria e inflamación crónica de los pulmones, lo que condiciona el desarrollo de tos crónica, asma bronquial, infecciones respiratorias recurrentes. Y en adultos jóvenes, desarrollo de enfisema pulmonar, bronquitis crónica y cáncer tanto de los pulmones como en otros órganos, debido a un prolongado periodo de exposición a contaminantes tóxicos del aire, como son el asbesto y berilio catalogados como agentes carcinógenos.

Existen pocos estudios realizados en zonas ladrilleras de México dirigidos a exposición ambiental de contaminantes y monitoreo biológico en trabajadores y población expuesta. Sobre todo, enfocados al efecto en los pulmones de niños y adolescentes.

En el 2020, publicamos un estudio realizado en la zona metropolitana de Guadalajara en el cuál encontramos que el 23 por ciento de los adolescentes entre los 11 y 15 años que viven a menos de 500 metros de una ladrillera presentan algún grado de alteración en la capacidad y función de sus pulmones. El principal contaminante fue el PM10. Sin embargo, no todos los contaminantes generados por las ladrilleras fueron ni son medidos, cuando es evidente que la población no está expuesta a un solo contaminante sino a una mezcla de los mismos.

Al demostrar que existe un efecto de los contaminantes que generan las ladrilleras sobre el desarrollo de los pulmones de niños y adolescentes, y que esto representa un daño pulmonar irreversible condicionando el desarrollo de enfermedades pulmonares crónicas y graves como lo es el cáncer, deben tomarse medidas preventivas encaminadas a evitar el deterioro de la salud de los pulmones de la población expuesta y la que habita en las cercanías de las ladrilleras.

Cabe destacar que los niños pasan gran parte del día en las escuelas y espacios públicos abiertos realizando actividades físicas principalmente durante el día. Es cuando la concentración de contaminantes ambientales es mayor.

Existen diversas propuestas con el fin de reducir los impactos contaminantes del sector ladrillero en el ambiente y la salud. Por ejemplo, el desplazamiento de los hornos hacia zonas alejadas de la población y que éstos cuenten con tecnologías que puedan reducir las emisiones de contaminantes y que además cumplan con las normas ambientales. Sustituir combustible por gas natural y, sobre todo, la aplicación de medidas para el uso de equipos de protección personal.

Los seres humanos tenemos el derecho a respirar aire libre de contaminantes desde los primeros años de vida, lo que se traduce en un adecuado crecimiento y desarrollo de los pulmones libre de enfermedades respiratorias.

Si bien la problemática de las ladrilleras obedece a condiciones económicas, culturales, históricas, tecnológicas y políticas, éstas no deben interferir en lograr una niñez y adolescencia sana, libre de condiciones que atenten contra su salud y bienestar. Se debe cumplir así con la ley general de los derechos de niñas, niños y adolescentes de vivir en condiciones de bienestar y un sano desarrollo integral. Además de ofrecer condiciones que garanticen el descanso, juego y esparcimiento dentro de un espacio libre de contaminantes.

Roberto Hernández Raygoza
Médico especialista en neumología pediátrica
UMAE Hospital de pediatría, CMNO, IMSS, Guadalajara, Jalisco
Candidato a investigador nacional SNI, Conahcyt
Correo-e: [email protected]