La emergencia sanitaria y ambiental de El Salto también afecta a la niñez
Jesús Magdiel Díaz García y Octavio Gaspar Ramírez
Los autores encomiamos a la organización Un Salto de Vida en su defensa por el río Santiago
y agradecemos al Pronaces Agentes Tóxicos por el acceso a la información.
El río Santiago, ubicado en el estado de Jalisco, es uno de los más contaminados del mundo. Nace en el lago de Chapala y desemboca en el Océano Pacífico; recorre 475 kilómetros atravesando algunos municipios como El Salto, Juanacatlán, Tonalá y la Cofradía.
Estos municipios conforman parte de la región de emergencia sanitaria y ambiental (RESA), comúnmente llamada “región de El Salto”, uno de los infiernos ambientales más críticos del país, debido a que convergen diversos factores causales. Entre ellos, la concentración de industrias, la inseguridad, la devastación y contaminación ambiental, y los problemas sanitarios y sociales.
El deterioro de la salud infantil en la región de El Salto requiere atención urgente. No olvidemos el caso de Miguel Ángel, un niño de ocho años que perdió la vida hace 15 años al caer accidentalmente al río Santiago mientras jugaba. Hasta hoy, ni el gobierno ni la empresa han reconocido que el deceso fue por intoxicación de contaminantes presentes en el río y no por ahogamiento.
Al respecto, la investigadora Domínguez-Cortinas ha documentado desde el año 2010 problemas de salud críticos en niños y niñas de entre seis y 10 años que residen en comunidades cercanas al río.
Estos problemas abarcan una amplia gama de afecciones, entre ellas la disminución de habilidades cognitivas, el bajo rendimiento escolar, trastornos del sueño, alteraciones hematológicas, obesidad, afecciones dermatológicas. Igualmente alergias, problemas en las conjuntivas oculares, cefaleas y, aun más preocupante, la presencia de fuertes antecedentes familiares de neoplasias, diabetes e hipertensión arterial.
La investigación también resalta los altos niveles de exposición a sustancias tóxicas, como plomo, arsénico, cadmio, mercurio, compuestos volátiles y orgánicos persistentes, que afectan a hasta el 95 por ciento de los niños y niñas de las comunidades más cercanas al río.
Además, una investigación realizada por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) en 2011, puso de manifiesto la presencia de más de mil contaminantes orgánicos de origen industrial en el río Santiago.
Esta situación exige una acción inmediata por parte de las autoridades para proteger la salud de los niños y niñas de esta región y remediar esta grave crisis de salud pública.
Las estadísticas proporcionadas por la Unidad de Inteligencia de Salud Pública también son alarmantes, pues reflejan que los menores de cuatro años de edad tienen la misma tasa de mortalidad por insuficiencia renal aguda no especificada que los adultos mayores de 44 años
Aun más preocupante: la Secretaría de Salud del Estado de Jalisco señala que entre las principales causas de mortalidad por enfermedades no infecciosas en menores de cuatro años se encuentran las leucemias.
La exposición al benceno está fuertemente asociada a esta enfermedad, y los niños de la región de El Salto presentan niveles muy altos de exposición a dicho compuesto.
Los datos anteriores reflejan un panorama crítico y sumamente alarmante para los habitantes que conviven con el río Santiago. Por ello, en 2022, la CNDH lanzó la recomendación 134/2022 sobre el caso de las violaciones a los derechos humanos, a un medio ambiente sano, al agua y saneamiento, a la salud y al principio del interés superior de la niñez, derivado de la contaminación en el citado río.
No solo eso; la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) también exigió al Estado mexicano la adopción inmediata de las medidas necesarias para proteger los derechos a la vida, integridad personal y salud de las personas que conviven con el río Santiago y el lago de Chapala (resolución 7/2020; medida cautelar 708-19). Ello, como respuesta a las múltiples denuncias elevadas por diversos actores (colectivos, investigadores, periodistas, asociaciones, etc.) desde hace más de 20 años y que el Estado ha omitido.
Ante estas omisiones es de encomiar que el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt), a través de su Programa Nacional Estratégico (Pronaces) Agentes Tóxicos, en colaboración con la Dirección de Salud Ambiental del Cenaprece, esté promoviendo acciones intersectoriales en las comunidades afectadas de la región de El Salto.
Finalmente, estas comunidades están siendo escuchadas y tenidas en cuenta en la toma de decisiones que buscan promover el bienestar de la población, la salud humana y el medio ambiente.
En estas decisiones se da prioridad al derecho humano por encima de los intereses políticos y empresariales que han predominado en Jalisco durante muchos años. Y que han dejado a muchas familias en una situación de vulnerabilidad debido a la alta tasa de morbilidad y mortalidad causada por la contaminación del río Santiago.
Jesús Magdiel Díaz García1 y Octavio Gaspar Ramírez2
Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco, Subsede Noreste
1Doctorante, jegarcia_[email protected]
2Investigador, [email protected]