Respirar en las ciudades es una actividad de alto riesgo
Gustavo Ampugnani
En las ciudades mexicanas vivimos en una crisis permanente por la contaminación del aire. Nos hemos acostumbrado a respirar aire contaminado cuando caminamos por la calle hacia nuestro trabajo o escuela, cuando nos sentamos a ver jugar a los niños y niñas en el parque o mientras vamos en el coche, bicicleta o transporte público.
Las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) en materia de salud ambiental NOM-025-SSA1-2021 y NOM-023-SSA1-2021 regulan los máximos permisibles de material particulado PM10 y PM2.5, y de dióxido de nitrógeno NO2 presentes en el aire.
Los límites permitidos de estos contaminantes en el aire son más estrictos a partir de 2021, gracias a la presión de organizaciones ciudadanas dedicadas a la protección de la salud pública, de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, y del medio ambiente.
Si bien los parámetros establecidos en estas NOM no son de aplicación inmediata, a lo largo de cinco años se espera que lleguen a equiparse a lo aconsejado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para considerarlos como seguros para la salud humana.
Por ejemplo, antes de la actualización de 2021, la norma mexicana permitía una concentración de hasta 75 μg/m3 (microgramos por metro cúbico) de material particulado PM10 cada 24 horas, y de 40 μg/m3 anual del mismo contaminante. Mientras, la OMS recomendaba 50 y 20 microgramos, respectivamente.
En el caso del material particulado PM2.5 ,la norma mexicana aceptaba 45 μg/m3 y 12 μg/m3, mientras la OMS recomienda 25 μg/m3 y 10 μg/m3, respectivamente.
De acuerdo con diversos estudios científicos, las partículas pueden llegar a la profundidad de los pulmones e incluso alcanzar el torrente sanguíneo, aumentando así la posibilidad de infartos al miocardio, asma agravada, reducción de la función pulmonar, entre otros efectos.
Las normas actuales en materia de material particulado ahora consideran una disminución gradual de concentración de estos contaminantes, empezando por el primer año después de publicada la norma, hasta llegar a los valores de la OMS en el quinto año.
Esto es, a partir de 2022 comienza a hacerse más estricto, hasta llegar a los niveles recomendados en 2027.
Caso similar ocurre con la NOM- 023-SSA1-2021 referente a la concentración máxima permisible de dióxido de azufre (NO2) que en el caso mexicano permitía hasta 395 μg/m3 de concentración por hora, contra los 200 μg/m3 por hora que recomienda la OMS.
Con la nueva norma actualizada, los valores permitidos en México serán iguales a los de la Organización Mundial de la Salud, aunque el Artículo Segundo Transitorio del Decreto detalla que su entrada en vigor fue el 27 de octubre de 2022.
La relación entre la contaminación del aire y los infartos cerebrales, enfermedades cardíacas, cáncer de pulmón, enfermedades respiratorias agudas o crónicas como el asma, dolor de cabeza, mareo, irritación de ojos está demostrada y, según la Organización Mundial de la Salud, también es un factor de riesgo para la diabetes.
No obstante, más allá de las mejoras regulatorias realizadas en los últimos años, la contaminación del aire nos sigue enfermando.
Cada año, al menos 17 mil personas mueren por padecimientos vinculados a la contaminación del aire en nuestro país. Las más afectadas son las niñas, los niños y las personas de la tercera edad.
Pero en realidad, toda la población de las urbes mexicanas está expuesta a estos padecimientos y a no poder respirar aire limpio.
En niñas, niños y adolescentes, las afectaciones más agudas quedan evidenciadas, por ejemplo, en las infecciones respiratorias agudas, que son la tercera causa de muerte en niñas y niños de primera infancia en México y cuyos casos pueden ser exacerbados de manera particular por ozono y partículas suspendidas, contaminantes que a su vez son comunes en varias ciudades del país.
De acuerdo con la literatura científica, niñas, niños y adolescentes también son más vulnerables a casos y empeoramiento de casos por asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, así como bajo peso al nacer.
Con el tiempo, la contaminación atmosférica puede conducir a déficits crónicos en la función pulmonar de estos grupos poblacionales y, a largo plazo, establecer el escenario para una diversidad de efectos respiratorios y cardiovasculares adversos a la salud observados en adultos, que incluyen infarto cerebral, enfermedades cardiovasculares, enfermedades pulmonares crónicas y cáncer, y que incluso podrían ser un factor de riesgo para la diabetes, según la OMS.
Existen razones fisiológicas por las cuales las niñas, niños y adolescentes resultan más vulnerables a la contaminación del aire. La primera de ellas es que respiran el doble de rápido. Otra razón es que su organismo, incluyendo su sistema inmunológico, está en desarrollo.
A esto se suma que las niñas, niños y adolescentes pasan buena parte del tiempo en exteriores, lo que les expone más tiempo que las personas adultas a la contaminación del aire.
México no es el único país que enfrenta problemas de calidad del aire. De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el 99 por ciento de la población mundial está expuesta a niveles peligrosos de contaminación del aire.
Esta agencia internacional estima que las muertes prematuras por este problema, cada año, alcanza la cifra de 7 millones de personas.
Es por la dimensión de este problema de escala global que, desde el año 2020, se declaró al 7 de septiembre como el Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul.
Si bien la declaración por sí sola no cambia de raíz la situación, está diseñada para que tanto gobiernos, empresas y sociedad en general vuelquen su atención hacia este problema, y a que redireccionen sus esfuerzos a superarlo.
Desde Greenpeace creemos que las medidas concretas que deben llevarse a cabo para mejorar la calidad del aire en las ciudades mexicanas consisten en:
Mantener actualizadas las Normas Oficiales Mexicanas de Salud Ambiental. Estas normas regulan el límite máximo de emisiones de gases contaminantes que puede haber en el aire, la gran mayoría ocasionados por el sector del transporte.
Esta regulación depende de las condiciones ambientales y necesidades de cada país. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció una guía con los límites máximos recomendados.
Aumentar la infraestructura vial destinada al transporte público, el uso de la bicicleta y otras formas de movilidad no contaminante. En México, 80 por ciento del presupuesto de movilidad se destina a la creación de vialidades para los autos, esto a pesar de que solo tres de cada 10 personas utilizan el automóvil para trasladarse diariamente.
Las ciudades se han motorizado a tal grado que actualmente 70 por ciento de los contaminantes del aire proviene del automóvil.
Gustavo Ampugnani
Greenpeace México
Artículo elaborado a partir del informe No apto para pulmones pequeños, elaborado por Greenpeace México y por la Red por los derechos de la infancia de México.