Liza, el peor desastre natural ocurrido en La Paz, Baja California Sur
Roberto Ulises Cruz Aguirre
A finales de septiembre se cumplieron 47 años del peor desastre natural ocurrido en la ciudad de La Paz, Baja California Sur: la aproximación del huracán Liza. En el otoño de 1976 este evento dejó una cifra oficial de más de 600 muertos (extraoficialmente se dice que pudieran ser hasta 10 mil) y más de 276 mil afectados, daños incalculables a la infraestructura urbana y el registro más intenso de precipitación diaria hasta la fecha en esa ciudad.
Liza no tocó tierra en Baja California Sur, sino que entró directamente a Sinaloa, cerca de Los Mochis. Sin embargo, cuando pasó por el sur del Golfo de California, 100 kilómetros al este de La Paz, alcanzó intensidad máxima de 222 km/h como huracán categoría 4. Es Odile (septiembre de 2014) el ciclón tropical más intenso que ha impactado directamente la porción sur de la península, con intensidad de categoría 3 y viento máximo de 204 km/h. Pero, atención: este valor está a solo 5 km/h del margen inferior de la categoría 4, cuyo rango de viento máximo está entre 209 y 251 km/h.
Los daños provocados por Liza fueron mucho mayores que Odile y se debieron a la acumulación de lluvia (137 mm en 24 horas), que estableció un máximo histórico para La Paz. Esta condición dañó una represa en la cañada El Cajoncito, en las afueras de la ciudad, provocando la inundación repentina de este arroyo y que cientos de personas fueran arrastradas por la crecida.
Entre 1970 y 2010, Liza ocupa el segundo lugar dentro de los 10 ciclones tropicales más dañinos que tocaron tierra en la costa occidental de México, después del huracán Paulina, que en octubre de 1997 causó daños catastróficos en las costas de Oaxaca y Guerrero, provocó la muerte de 230 personas y afectaciones a más de 800 mil habitantes.
Cabe señalar que en la temporada de huracanes de 1976, el sistema anterior a Liza, que se llamó Kathleen, tocó tierra 190 kilómetros al norte de Ensenada el 10 de septiembre como tormenta tropical (estando sobre el mar ese mismo día, había alcanzado vientos de 130 km/h, equivalentes a huracán categoría 1). Con su circulación intacta y aún siendo tormenta tropical, Kathleen se dirigió al norte hacia los Estados Unidos y afectó California y Arizona.
Finalmente se disipó tarde el 11 de septiembre, pero se contabiliza como uno de los nueve ciclones tropicales que históricamente han estado a menos de 200 kilómetros de Ensenada. El último ciclón fue Rosa, a principios de octubre de 2018.
Un estudio de Latorre y Penilla (1988) documentó que Liza provocó la mayor acumulación de lluvia de los 30 huracanes que afectaron Baja California Sur entre 1960 y 1979, al igual que encontraron Farfán, Alfaro y Cavazos para un estudio con eventos entre 1970 y 2010, publicado en 2013.
Estos investigadores construyeron series temporales de precipitación observada (diaria y mensual) para La Paz y determinaron un pico de 296 mm en septiembre de 1976. Este pico incluye los 137 mm que cayeron en un solo día por Liza, más tres días, donde se tuvieron contribuciones individuales entre 30 y 40 mm.
Acumulaciones de precipitación (mm) de nueve de los 10 ciclones tropicales que más daño han provocado al tocar tierra en México. La acumulación es de tres días alrededor de cuando tocaron tierra. Datos de observaciones del Servicio Meteorológico Nacional.
Seis años más tarde, este máximo fue prácticamente empatado aquí durante el paso del huracán Paul, que provocó una acumulación de 136 mm en un solo día y 169 mm en septiembre de 1982. Sin embargo, este evento no produjo desastres en La Paz, mientras que la mayoría de los daños a la población y las actividades agrícolas se concentró en Sinaloa.
Testimonios en medios informativos destacan que hace cuatro décadas no se contaba con las tecnologías de la información que se tienen actualmente ni había un consejo de Protección Civil, circunstancias por las que Liza tomó desprevenida a gran parte de la población.
Aun así, se dice que antes de su llegada, los residentes a lo largo de la costa del Golfo de California fueron evacuados, aunque algunos se negaron a abandonar sus hogares. Las estaciones de radio advirtieron a todos los buques cercanos a permanecer en puerto.
Luego de que se rompió la represa y cientos de personas fueran arrastradas por las aguas del arroyo El Cajoncito, se dijo que un tercio de las viviendas de la ciudad fueron destruidas. Las autoridades calcularon que en La Paz 20 mil personas quedaron sin hogar. La población total en ese momento no llegaba a 70 mil habitantes.
Las cifras de muertos en todo el estado variaban, pero las autoridades estimaron que mil personas habían perecido. En los estados de Sinaloa y Sonora, Liza causó daños moderados y se calcula que entre 30 y 54 mil personas quedaron sin hogar.
A lo largo del Golfo de California 108 personas fueron dadas por muertas y se perdieron 12 barcos. Los remanentes de la tormenta más tarde afectaron Estados Unidos, causando lluvias moderadas.
Los trabajadores de rescate pasaron días cavando a través de barro para encontrar víctimas del huracán hasta que se disolvió la búsqueda el 6 de octubre. El gobierno recibió críticas por la tragedia, citando que la presa que se rompió había sido mal construida.
Al menos 100 millones de dólares en daños se atribuyen al huracán, por lo que es uno de los más devastadores registrados en la costa del Pacífico oriental.
En la Unidad La Paz (ULP) del CICESE a algunos trabajadores les tocó vivir la experiencia de Liza. Uno de ellos, Luis Manuel Farfán Molina, quien hoy es experto en el tema de ciclones tropicales, compartió con nosotros esta vivencia:
“Ese 30 de septiembre salimos más temprano de clases, pero como estaba lloviendo muy fuerte me quedé con la familia de un compañero que vivía casi frente a la escuela. Permanecí ahí hasta la siguiente mañana. Al ir caminando hacia la casa de mis papás vi árboles caídos y calles con agua. No tuvimos clases por varios días y regresamos, tal vez, dos semanas después. A algunos niños ya no los volvimos a ver; tal vez murieron o se fueron de la ciudad”.
Armando Trasviña, investigador en oceanografía, también nos comenta: “No me tocó vivir la experiencia del huracán Liza en La Paz. En aquella época estaba en Ensenada estudiando el segundo semestre en la Escuela Superior de Ciencias Marinas. Cuando me enteré del desastre quise comunicarme y la única manera fue a través de radio-aficionados.
Por el padre de una compañera, Juracy Soares, supe que mi familia estaba bien. Sin embargo, no estaba tranquilo, y cuando otro compañero (el Yaqui, Óscar González Yajimovich) me pidió que le acompañara a buscar a su papá ¡no lo dudé!
El Yaqui había subido un tanque de agua potable en un estaquitas y recorrimos la transpeninsular en unas 20 horas, pasando arroyos y derrumbes. Al llegar a La Paz el panorama era ominoso. Desde las alturas de La Virgencita se divisaba una ciudad llena de columnas de humo.
A la llegada todo estaba en intensa actividad a pesar del calor, el humo, la humedad y, a veces, el olor a muerto. El Yaqui encontró a su padre sin novedad y yo pude ver a mi familia. Todos en mi entorno inmediato estaban bien, aunque claramente habían pasado una experiencia fuerte. Poco a poco nos enteramos de otras familias que no fueron tan afortunadas...”
Centro de Ciencias del Mar y de la Tierra
El huracán Liza en 1976
Este huracán alcanzó la categoría 4 el 30 de septiembre de 1976 antes de golpear con fuerza el sur de la península de Baja California y Sonora, impactó en la bahía de La Paz dejando a su paso una gran devastación, y –hasta la fecha a más de 43 años del suceso– no hay una cifra oficial de muertos; las fuentes virtuales que recuerdan el ciclón señalan que el gobierno de Ángel César Alvarado habló en un principio que fueron 600 personas las fallecidas. Sin embargo, desde entonces se ha especulado que las víctimas pudieron ser entre 2 mil y hasta 5 mil.
El fenómeno natural dejó a 10 mil damnificados, con daños totales por 3 millones de pesos. Eso sí: todas las fuentes consultadas coinciden en señalar a este ciclón como “el peor desastre de la historia de Baja California Sur”.
Testimonio de doña Irma
Lo que doña Irma más recuerda es el día siguiente: el 1 de octubre, cuando con su esposo e hijo se dirigieron a su casa en la colonia Infonavit. “Parecía que habían bombardeado La Paz“, dijo. En el transcurso de la casa de sus papás a su vivienda, cruzando a como podían por la Forjadores, asegura que desde la secundaria Morelos hasta la Colima vio aproximadamente 30 o más ciudadanos muertos, semienterrados y llenos de lodo, quienes había sido literalmente lanzados a las calles por los arroyos.
Muchos más no tuvieron la misma “suerte”, pues la corriente los llevó directo al mar, sin que nunca más se supiera de su paradero.
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