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Una lectura de la territorialización costa-montaña en Guerrero

Isaí González Valadez y Jimena V.E. Lee Cortés

El agenciamiento de desarrollo es una categoría novedosa que puede ser herramienta útil para los estudiosos del desarrollo con enfoque territorial, para los tomadores de decisiones gubernamentales, y para los diseñadores de políticas públicas.

Desde la perspectiva del agenciamiento de desarrollo, es posible una aproximación más holística al tema de la biodiversidad considerando el potencial medioambiental del territorio.

En este artículo se expone la aplicación práctica de este enfoque en el territorio costa-montaña del estado de Guerrero. La región tiene un potencial de articulación capaz de operar encuentros y constituir una territorialización reticular.

Lo anterior decantó en el esbozo de algunas actividades que se consideran factibles en el territorio analizado. Si bien es menester profundizar en estudios subsecuentes sobre las interrelaciones del potencial medioambiental con otros potenciales, valgan por el momento estos apuntes y la valoración positiva de la región.

Reflexionar sobre el reto que implica crear políticas públicas en materia de desarrollo territorial resulta una tarea ardua y compleja.

En los últimos años se han implementado esfuerzos destinados a abordar este tema. Pero se necesita ir más allá de lo tradicionalmente establecido, con el fin de generar nuevas formas de intervenir en las dinámicas que entrelazan a los agentes y sus medios de territorialización y desarrollo.

Los vínculos, las relaciones, las interacciones, así como las sinergias resultado de éstas constituyen elementos clave que deben considerar la política pública federal y estatal, máxime cuando se trata de fenómenos tan heterogéneos como la biodiversidad.

En este contexto, en México se ha postulado el concepto de agenciamiento de desarrollo como una iniciativa que intenta estudiar e incidir en las políticas públicas de desarrollo regional.

Por agenciamiento de desarrollo se entiende el potencial de articulación entre procesos para que el desarrollo ocurra. Es decir, la puesta en práctica de relaciones entretejidas a partir de actividades concretas en regiones específicas.

El agenciamiento de desarrollo posibilita la construcción de “figuras de desarrollo” territoriales, móviles y complejas, en contraposición a los modelos sistémicos tradicionales.

Para la propuesta de agenciamiento de desarrollo es fundamental entender al territorio como el resultado de relaciones, interacciones y vínculos, más allá de la interpretación tradicional que lo entendía, ya como la base física del espacio, o como un constructo histórico-cultural; abordados desde la categoría de potenciales.

Con base en esta categoría es posible generar propuestas que puedan coadyuvar a la realización de políticas públicas eficientes en distintos territorios. Como ejemplo de lo anterior, referiremos el estudio realizado en la región “costa-montaña”, específicamente en lo relativo al medioambiente y la biodiversidad.

Según la investigación realizada, la región cuenta con una potencialidad alta. Parte de la evidencia de que la interacción de los componentes medio ambientales, sus funciones y relaciones, en consonancia con diversas actividades detectadas de producción material o simbólica de los agentes públicos, privados y gubernamentales, en relaciones de participación y gestión, permite sugerir hipótesis alentadoras en materia de desarrollo.

Imaginar el desarrollo

Las figuras, rutas, funcionamientos y expresiones ancladas a la heterogeneidad medioambiental poseen una fuerza latente que puede articular y operar encuentros, territorializando procesos de intervención favorables.

En las áreas con pendientes menores es posible plasmar en el corto plazo actividades vinculadas a la conservación ecológica y su aprovechamiento en armonía con áreas de habitación y equipamiento para los asentamientos poblacionales. En el modelo de agenciamiento de desarrollo, esta actividad se relaciona con la participación.

En cuanto a las características hidrológicas, los ríos son fundamentales para proyectos de producción acuícola; en condiciones óptimas de estos se pueden obtener sustratos para la agricultura de riego, la producción forestal y hasta para generar energía eléctrica a baja escala, tomando en consideración las corrientes perennes y aprovechando las intermitentes que pueden ser destinadas a diversas actividades de temporal, tanto de gestión como de participación.

Sobre los atributos climáticos, la benevolencia de la temperatura permite pensar en el desarrollo de actividades ligadas al sector primario y terciario, sobre todo en el ámbito turístico.

Explorar las diversas opciones de turismo, es una actividad pendiente para los habitantes de la zona. Sobre la vegetación, se identifica una gran riqueza en materia de biodiversidad; ocupando áreas importantes de bosque y selva, las cuales constituyen un alta significancia ecosistémica.

Existen algunas áreas donde resulta óptima la producción forestal y agrícola, así como otras actividades agropecuarias que pueden ser importantes para la preservación ecológica, e incluso ser un atractivo turístico.

No menos importante es la producción de pasto forrajero para la ganadería. Una actividad más que destaca por su importancia es la producción de flores de ornato.

A partir de las condiciones topográficas de la región, es plausible postular el potencial de la territorialización costa-montaña como un reservorio con alta capacidad para la recarga de acuíferos y mantenimiento de ciclos hídricos.

Asimismo, es posible plantear en conjunción con el capital humano presente, actividades productivas en torno a la reforestación y el turismo recreativo, que partan de iniciativas de gestión de agentes locales.

Isaí González Valadez y Jimena V.E. Lee Cortés
Investigadores de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM 
Correo-e: [email protected]