Muchas advertencias que no han sido suficientemente atendidas — ecologica
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Muchas advertencias que no han sido suficientemente atendidas

Hace nueve años, en 2015, La Organización Mundial de la Salud, OMS, señaló que el cambio climático es la cuestión decisiva del siglo XXI. Según sus estimaciones, dicho cambio ya estaba provocando decenas de miles de defunciones cada año, como consecuencia de modificaciones en las características de las enfermedades, fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor e inundaciones, y la degradación de la calidad del aire, los suministros de agua y alimentos y los sistemas de abastecimiento de agua y saneamiento.

Y agregaba la OMS que la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21), que se iba a celebrar en París, ofrecía al mundo una importante oportunidad, no sólo para alcanzar un sólido acuerdo internacional sobre el clima, sino también para proteger la salud de las generaciones presentes y futuras.

La OMS consideraba que el tratado de París será un importante instrumento de salud pública que permitirá salvar vidas en todo el mundo. Y estimó que, tres años antes de la Cumbre de París, unos 7 millones de personas murieron por enfermedades relacionadas con la contaminación del aire, lo que convierte ese fenómeno en el mayor riesgo para la salud medioambiental.

Y algo peor: se prevé que entre 2030 y 2050 el cambio climático provoque otras 250 mil defunciones anuales por paludismo, diarrea, calor extremo y desnutrición. Los niños, las mujeres y los pobres de los países de bajos ingresos serán los grupos más vulnerables y afectados, lo que agravará las desigualdades en materia de salud.

Los medios para hacer frente al cambio climático son conocidos y están bien documentados, y podrían reportar importantes beneficios sanitarios. Como lo ilustra la nueva serie de la OMS sobre cambio climático y perfiles nacionales de salud, las inversiones en el desarrollo con bajas emisiones de carbono, las energías renovables limpias y el fortalecimiento de la adaptación al cambio climático también son inversiones en salud.

La aplicación de intervenciones de eficacia demostrada orientadas a reducir las emisiones de contaminantes climáticos de corta vida como el hollín y el metano (por ejemplo, el establecimiento de normas más exigentes relativas a emisiones y eficiencia de los vehículos) podría salvar unos 2.4 millones de vidas cada año y reducir el calentamiento global aproximadamente en 0.5 °C para 2050.

La OMS opina que la imposición de una tasa sobre los combustibles contaminantes destinada a compensar sus efectos sanitarios negativos permitiría reducir a la mitad el número de defunciones relacionadas con la contaminación del aire. También las emisiones de dióxido de carbono en más del 20 por ciento; y recaudar unos 3 billones de dólares estadunidenses anuales, equivalentes a más de la mitad de los gastos sanitarios de todos los gobiernos del mundo.

El fortalecimiento de la resiliencia de la salud ante los riesgos del cambio climático, en particular mediante medidas tales como los sistemas de alerta temprana para las olas de calor más frecuentes y graves y la protección de los servicios de agua, saneamiento e higiene contra inundaciones y sequías, aseguraría que no se desaceleren ni se pierdan los últimos progresos logrados en la lucha contra las enfermedades sensibles al clima.

Sin embargo, en las conversaciones sobre el cambio climático aún no se está prestando suficiente atención a las profundas consecuencias sanitarias.

En la preparación de la COP21, los países asumieron compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y fortalecer la adaptación al cambio climático, pero aún queda mucho por hacer.

Si los países adoptasen medidas firmes para afrontar el cambio climático y al mismo tiempo protegieran y promoviesen la salud, lograrían conjuntamente no solo que el planeta se mantuviera ambientalmente intacto, sino que el aire fuera más limpio, el agua dulce y los alimentos más abundantes e inocuos y los sistemas de salud y protección social más eficaces y equitativos, y, consiguientemente, las personas más sanas.

Para la OMS, las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático ofrece una oportunidad para que la comunidad sanitaria se haga escuchar en las deliberaciones internacionales sobre el clima y pida a los países que se unan y se comprometan firmemente a proteger nuestro planeta y la salud de las generaciones presentes y futuras.

Perfiles nacionales de salud y cambio climático

Para alentar a los ministros de salud y otras instancias decisorias a que defiendan la salud en las próximas negociaciones sobre el clima, la OMS, en colaboración con la Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y otros asociados, puso en 2015 en marcha el primer conjunto de Perfiles nacionales de salud y cambio climático para 14 países.

Dichos perfiles ofrecen información actualizada sobre los efectos presentes y futuros del cambio climático en la salud humana y las respuestas de política actuales en cada país. Además, destacan que las medidas de mitigación del cambio climático, como el cambio a fuentes de energía más limpias, el transporte público, caminar y andar en bicicleta, también pueden beneficiar la salud.

Por ejemplo, los perfiles revelan que entre 2070 y 2100, una combinación de altas emisiones de gases de efecto invernadero y baja protección expondría anualmente a 7 millones más de personas en Bangladesh a inundaciones costeras y riesgos sanitarios conexos, mientras que bajas emisiones y firmes medidas de adaptación podrían reducir ese número a 14 mil.

En Nigeria, la aplicación de medidas destinadas a reducir los contaminantes climáticos de vida corta podría prevenir casi 70 mil defunciones prematuras por año debidas a la contaminación del aire, a partir de 2030. Los perfiles elaborados corresponden a: Bangladesh, Brasil, Colombia, Egipto, Etiopía, Filipinas, Ghana, Malasia, Marruecos, Nigeria, Omán, Perú, Tanzania y Tailandia. En diciembre y a principios de 2016 se difundieron otros perfiles hasta llegar a 74 países en 2022.

¿Qué es el golpe de calor?

Los hubo este año en México y causaron la muerte de más de 100 personas. ¿En qué consiste? Más que agotamiento, ocurre por exposición prolongada al calor durante una ola de calor. Los principales síntomas del golpe de calor son: aumento de la temperatura corporal mayor a 39 °C, dolor de cabeza, mareos, náuseas y vómitos, problemas para respirar, debilidad y ritmo cardiaco acelerado.

Cuando la temperatura del cuerpo aumenta por arriba de los 39 °C, la persona afectada presenta alteraciones de sistema nervioso central, tales como estupor, confusión o coma. Frecuentemente se observa piel caliente y seca, náuseas, hipotensión y taquicardia. Si no se administra tratamiento, la condición de la persona empeora, puede entrar en coma, presentar fallo orgánico múltiple y morir.

Recomendaciones

Evita en lo posible la exposición al sol, es mejor ubicarse en un lugar fresco, a la sombra y ventilado; mantente bien hidratado bebiendo sorbos continuos de agua, al menos dos litros al día para una persona adulta; usa ropa ligera y de colores claros; usa una sombrilla al caminar y toma baños con agua fría o aplicar paños húmedos en el cuerpo, especialmente en la cabeza.

Evita hacer deporte al aire libre en las horas de sol y de mayor calor, bebe jugos de frutas frescas, evita el consumo de bebidas energizantes o azucaradas y toma en cuenta que el calor favorece la descomposición de los alimentos. Si presentas enfermedad diarreica aguda, cuyos síntomas asociados son: cólicos abdominales, náuseas, vómitos, fiebre, sangre o mucosidad en las heces; acude a la unidad de salud más cercana.

Los recién nacidos, niñas, niños, personas mayores, personas en situación de discapacidad, aquellas que reciben tratamiento médico, entre otros, son más vulnerables durante las olas de calor, y por tanto pueden desarrollar con más facilidad sus efectos adversos.