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¿Cómo se hace una manifestación de impacto ambiental?

Héctor Lesser Hiriart

Una vez que se delimita el sistema ambiental (SA) o el sistema ambiental regional (SAR) en función del tipo de proyecto, de su ubicación geográfica, del área del proyecto (AP) y del área de influencia del proyecto (AIP), se desarrolla la descripción del SA o del SAR donde se describe primeramente el sistema abiótico, esto es la hidrología, geohidrología, geofísica, geomorfología, geología, clima, temperatura, humedad, precipitación pluvial y otros factores climáticos como granizadas, nevadas y sequías extremas.

Para ello se elabora un sistema de información geográfica (SIG) con las capas a las que se ha hecho referencia para determinar con precisión el componente abiótico y con ello y, de ser el caso, identificar potenciales riesgos como fallas geológicas, zonas susceptibles a deslaves, inundaciones, depresiones y tormentas tropicales, ciclones, huracanes, riesgo sísmico y volcánico.

En el siguiente paso se describe el sistema biótico, la flora y fauna del SA o del SAR, así como la del AP y del AIP, estas últimas con mayor precisión.

Primeramente se obtienen listados de las especies de flora y fauna terrestres y acuáticas que se pueden encontrar. Para esto existen listados en las publicaciones de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Con estos listados potenciales de flora y fauna se diseñan los muestreos para caracterizar la flora y fauna, y se conforman grupos de especialistas en cada una de los grupos taxonómicos.

Típicamente se integra un grupo de botánicos familiarizados con los ecosistemas a ser evaluados, ya que en el territorio nacional se puede registrar desde selva alta perennifolia, pasando por selva media y selva baja; bosques de encino, de pino, manglares, matorrales desérticos o pastizales.

En todo caso, es la vegetación la que marca la pauta en la descripción de los ecosistemas, toda vez que la fauna generalmente se mueve y está irrestrictamente asociada a la vegetación.

Los métodos de muestreo varían de un sitio a otro pero hay elementos básicos. Para la flora terrestre se diseñan transectos o cuadrantes en los que se identifican especies, se obtienen registros de su abundancia, distribución, importancia relativa, e índices de biodiversidad entre los que destacan los de Shannon-Wiener y Simpson.

En vegetación se trabaja por estratos que incluyen el herbáceo, el arbustivo y el arbóreo. A estos trabajos se suman también los ingenieros forestales en aquellos casos en los que adicionalmente a la MIA, se requiere de un estudio técnico justificativo (ETJ) para el cambio de uso de suelo en terrenos forestales (CUSTF).

Al grupo de botánicos se suman al menos tres grupos de fauna: uno especializado en mamíferos menores y, en su caso, mamíferos mayores; un segundo grupo de especialistas en aves y murciélago, y un tercer grupo especializado en anfibios y reptiles.

Para los muestreos y caracterización de la fauna se utilizan métodos directos como transectos o cuadrantes en los que se registran especies de baja movilidad. Otros métodos buscan sitios en los que las especies se pueden refugiar u ocultar, como sucede con muchos anfibios y reptiles. Para mamíferos terrestres se colocan trampas Sherman para mamíferos pequeños o Tomahawk para mamíferos medianos.

Los animales capturados son identificados, sexados, medidos y se determina su edad para después ser liberados. Para las aves y murciélagos se utilizan redes que se colocan en sitios específicos y en determinadas horas del día, principalmente en las horas crepusculares, esto es de manera previa y posterior al amanecer y de manera previa y posterior al anochecer.

También pueden usarse grabadoras acústicas. Los registros por observación directa con binoculares o con guías de cantos de aves son igualmente muy comunes.

Se utilizan también métodos indirectos como el fototrampeo con cámaras con sensores infrarrojos para capturar imágenes de especies con una movilidad considerable o bien de hábitos crepusculares o nocturnos.

El registro de llamados y cantos de aves y de los sonidos de ecolocación de murciélagos es un auxiliar útil, en el registro del número y variedad de especies presentes.

La identificación de huellas y excretas es también un método muy común para identificar especies de manera indirecta.

En los ecosistemas acuáticos, los grupos y métodos de muestreo y de especialistas cambian significativamente y se integran básicamente por especialistas en flora y fauna intermareal, bentónica o pelágica dependiendo del sitio y de las características del mismo.

En aquellos casos en los que adicionalmente a la MIA se requiera de un estudio técnico justificativo (ETJ) para el cambio de uso de suelo en terrenos forestales (CUSTF), se añade un grupo de especialistas en materia forestal, quienes trabajan de la mano de los botánicos, aun cuando las metodologías de muestreo sean notoriamente diferentes, lo anterior toda vez que en el ETJ se calculan aspectos como la biomasa, captura de carbono y muchos otros factores que no necesariamente son considerados en una MIA.

En los trabajos de flora y fauna se obtienen listados florísticos y faunísticos que dan una idea de la riqueza biótica, además de datos de abundancia, distribución e importancia relativa con los que se calculan los índices de diversidad de Shannon-Wiener y de Simpson y otros para estimar la salud ecosistémica del sitio.

Hay especies que son indicadoras de la calidad de un ecosistema, no solo de un buen estado de salud o de una comunidad biótica en un estado de sucesión avanzada, sino que también pueden ser indicadoras de una mala calidad de un ecosistema o bien de especies exógenas o invasoras que representa un riesgo a las especies nativas o a un ecosistema.

Los registros de especies endémicas, protegidas, amenazadas o en peligro de extinción son esenciales, pues adquieren especial relevancia por la condición en la que se encuentran.

A todo lo anterior se le conoce como el estudio de línea base ambiental (ELBA), el cual es fundamental para la integración adecuada de una MIA. Si la descripción de un proyecto no cuenta con el grado de detalle mínimo esencial (Capitulo II); si la vinculación con los instrumentos jurídicos no es detallada y omite alguna o algunas regulaciones u ordenamientos (Capítulo III); si la delimitación y descripción del AP, del AIP, del SA o del SAR no reúnen los requisitos básicos esenciales (Capítulo IV); si el ELBA no es el adecuado (Capítulo IV); la identificación de los impactos potenciales que un proyecto pueda generar en un ecosistema en particular (Capítulo V); los pronósticos que de ello se infieran no serán confiables (Capítulo V); las medidas de prevención, mitigación y en su caso compensación o restauración no podrán ser las adecuadas (Capítulo VI) y; los pronósticos ambientales (Capítulo VII) tampoco serán los adecuados.

Se debe añadir el panorama socioeconómico presente en la zona o región. Para ello se conforma un diagnóstico ambiental con las principales tendencias de desarrollo y deterioro.

En este apartado se abordan los principales aspectos socioeconómicos del SA o del SAR para poder integrarlos junto con la descripción del medio físico y natural y con ello contar con un panorama general no solo de los aspectos naturales, esto es los físicos y los bióticos, sino también de los socioeconómicos en los que incidirá un proyecto en específico.

Por último y no por ello menos importante, en una MIA se deben considerar las actividades altamente riesgosas, toda vez que de ser el caso y en adición a una MIA y en su caso de un ETJ, un proyecto en el que se consideren actividades altamente riesgosas debe incluir adicionalmente de un estudio de riesgo ambiental (ERA) en cuyo caso se debe integrar al expediente junto con la MIA y en su caso el ETJ para que éstos sean sometidos a evaluación por parte de las autoridades competentes y que éstas cuenten con los elementos y estudios necesarios para evaluar un proyecto en particular.

Héctor Lesser Hiriart
Kaiser Consultores Ambientales, SA de CV
Correo-e: [email protected]