¿Cuál es el objetivo de una manifestación de impacto ambiental?
Héctor Lesser Hiriart
El objetivo principal de una manifestación de impacto ambiental (MIA) es presentar a consideración de las autoridades competentes toda información técnica y legal que se requiera para la evaluación adecuada de un proyecto y de los posibles impactos ambientales que este pudiera ocasionar.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) considera que la evaluación del impacto ambiental (EIA) es una herramienta de carácter preventivo, útil para generar información ambiental y un análisis para evaluar elementos más comprensivos de costo y beneficio social en cada proyecto de desarrollo. Eso permite proponer medidas técnicas para minimizar los primeros o ampliar los segundos, de tal manera que el balance ambiental de un proyecto resulte lo más favorable posible.
La elaboración adecuada de una manifestación de impacto ambiental particular o regional, depende de si se trata de una obra o actividad, o su conjunto, competencia de la federación y que requieran de la formulación de una MIA para que pueda ser sometida al procedimiento de evaluación del impacto ambiental (PEIA).
Para ser sometida debe cumplir con cuando menos estos requisitos: 1) Los datos del promovente (Capítulo I); 2) una descripción detallada de las obras y actividades que se proponen desarrollar (Capítulo II); 3) los instrumentos jurídicos aplicables a un proyecto dependiendo del giro industrial o de servicios y de la ubicación geográfica del mismo (Capítulo III) –capítulo al que ya se ha hecho referencia otra de las contribuciones que forman parte de este Suplemento–; 4) Un apartado relativo a la descripción del medio físico natural y socioeconómico en el que se propone desarrollar el proyecto objeto de una MIA (Capítulo IV), en este capítulo se debe incluir una descripción del sistema ambiental (SA) o del sistema ambiental regional (SAR), dependiendo si se trata de una MIA particular o una MIA regional.
Este capítulo habrá de abordar lo relativo al señalamiento de la problemática ambiental detectada en el área de influencia del proyecto.
En la delimitación y descripción del SA o del SAR se considerará la diversidad, distribución y amplitud de los componentes del paisaje (ecosistemas y sociosistemas). Además se identificarán elementos o fenómenos ambientales que, por sus características, pudieran afectar el desarrollo del proyecto y aquellos que podrán motivar la realización de obras o acciones para prevenir o contrarrestar los efectos que este pueda generar.
En este capítulo se analizan los elementos ambientales que por su fragilidad, vulnerabilidad e importancia en la estructura y función del entorno deban ser considerados como críticos, así como aquellos elementos más susceptibles de ser afectados por las obras y actividades de un proyecto en particular, por ejemplo, un manglar, una selva, un bosque o un pastizal.
También se deben considerar los patrones hidrológicos, la composición física y química del agua y otros factores ambientales.
Las cuencas, subcuencas o microcuencas hidrológicas no necesariamente son las únicas unidades naturales. En función de las características y particularidades de un proyecto habrán de considerarse elementos y factores como las cuencas atmosféricas.
Las cuencas hidrológicas pueden presentar extensiones territoriales considerables como sucede en la península de Yucatán en la que tanto los escurrimientos superficiales, como las elevaciones orográficas son prácticamente inexistentes y en consecuencia se deben considerar las subcuencas o incluso las microcuencas hidrológicas para delimitar el SA o el SAR.
También existen sitios, como en la costa del Pacífico, en los que existen elevaciones orográficas significativas en una superficie relativamente pequeña y los parteaguas de las cuencas hidrológicas pudieran resultar insignificantes en lo que a extensión superficial se refiere y pudiera ser necesario considerar cuencas o subcuencas hidrológicas complementarias.
Para proyectos en los que se prevé una repercusión ambiental potencialmente significativa, como una central de generación eléctrica –ya sea una central termoeléctrica de ciclo combinado, u otra que utiliza carbón o combustóleo, o de plantas petroquímicas, químicas, o cementeras, siderúrgicas, ingenios azucareros– en adición a las cuencas, subcuencas o microcuencas hidrológicas, se deben considerar también las cuencas atmosféricas.
Las emisiones a la atmósfera y la forma en las que estas se dispersen determinarán las áreas de influencia y en consecuencia del SA o del SAR; los modelos de dispersión de contaminantes serán fundamentales para determinar tanto el área del proyecto y su área de influencia, al igual que el SA o el SAR.
Existen otros factores, como los empleos para las distintas etapas de un proyecto desde la preparación y construcción, hasta la propia operación y mantenimiento; los insumos necesarios en las distintas etapas como agua, combustibles, bancos de materiales y la forma en que serán suministrados: ducto, pipas o camiones. Todo ello tendrá una repercusión en la delimitación del SA o del SAR.
Los proyectos lineales como gasoductos o carreteras que no requieren de un ancho de vía importante, pero que atraviesan diversos ecosistemas y en consecuencia los impactos ambientales repercuten no en uno, sino en conjunto de ecosistemas naturales. Aunado a ello, típicamente atraviesan otros derechos de vía como cauces de agua o cruces carreteros o ferroviarios.
Se pueden registrar proyectos “amigables” con el medio ambiente; sin embargo, no tienen pocos o bajos impactos ambientales. Por ejemplo, un hotel boutique con una decena de habitaciones y un desarrollo turístico inmobiliario con centenas de cuartos de hotel, restaurantes, albercas y otras amenidades como un campo de golf requieren servicios como talleres de mantenimiento, lavandería y otros.
Nos enfrentamos a proyectos que a pesar de considerarse como “amigables” con el medio ambiente o que coloquialmente se les conoce como “industria sin chimeneas” no lo son.
Las calderas para calentar agua para las habitaciones y alberca y para los servicios de lavandería utilizan combustibles fósiles y generan emisiones a la atmósfera y sí tienen chimeneas, por lo que el término de “industria sin chimeneas” ya no es aplicable.
Estos proyectos pueden causar impactos ambientales significativos, entre ellos la remoción de vegetación nativa en superficies considerables o la excesiva demanda de agua.
Se debe considerar además del giro industrial o de servicios, la magnitud del proyecto y el sitio en el que se desarrollará. No es lo mismo un hotel boutique que una planta siderúrgica y no es lo mismo el desarrollo de un proyecto dentro de un área natural protegida (ANP) que el de un proyecto dentro de un parque industrial.
Hay proyectos de muy bajo impacto ambiental y proyectos de alto impacto ambiental; hay sitios con poca importancia en valores ambientales y hay otros con un altísimo valor en biodiversidad, endemismos, conservación y servicios ecosistémicos.
Un proyecto de muy bajo impacto ambiental puede generar en efecto daños irreparables en un ecosistema frágil o de importancia ecosistémica y un proyecto de alto impacto ambiental puede no generar daños considerables si este se localiza en un sitio de poco o escaso valor ambiental.
Héctor Lesser Hiriart
Kaiser Consultores Ambientales, SA de CV
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