Monitoreo de la acidificación en el océano — ecologica
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Monitoreo de la acidificación en el océano

Martín Hernández-Ayón, Orión Norzagaray-López y Gabriela Cervantes-Díaz 

Nuestros océanos están cambiando rápidamente debido al aumento de gases como el dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, causado por las actividades humanas. Esto hace que el agua de mar se caliente, que absorba más CO2 y que tenga menos oxígeno. Estos cambios afectan a muchas especies marinas y también a las comunidades que dependen de ellas. Sin embargo, estos problemas no siempre reciben la atención que merecen por parte de quienes toman decisiones, lo que pone en riesgo los recursos naturales y el bienestar de la economía de las zonas costeras. Por esto, es fundamental entender estos cambios y buscar soluciones para proteger nuestros océanos y las vidas que de ellos dependen. La ciencia y la tecnología pueden ayudarnos a monitorear y responder a estos desafíos, asegurando un futuro más sostenible para todos.

¿Debemos preocuparnos por los cambios en nuestros océanos?

A pesar de que los científicos han advertido durante mucho tiempo sobre cómo el calentamiento de los océanos, su acidificación y la disminución del oxígeno afectan a la vida marina, muchas personas y gobiernos no les prestan suficiente atención a estos problemas. Esto resulta peligroso para todos, ya que pone en riesgo los recursos naturales de las zonas costeras y las actividades económicas relacionadas, como la pesca y el turismo.

¿Qué está causando estos cambios en los océanos?

El aumento de gases como el CO2 en la atmósfera, principalmente derivado de actividades humanas, está provocando que los océanos se calienten, ya que es un gas que absorbe y retiene calor (efecto de invernadero). Pero además los océanos se vuelven más ácidos, ya que el CO2 al estar en contacto con el agua, se vuelve ácido carbónico y esto disminuye el pH (acidificación del océano). Este escenario se hace aun más complejo ya que, al incrementar la temperatura, también lo hace la estratificación (masas de agua con temperaturas distintas que forman estratos a distintas profundidades de la columna de agua), implicando que haya menos oxígeno en algunos de los estratos. Este conjunto de factores (o estresores) afecta a muchas especies marinas, especialmente a los moluscos como ostiones, almejas y erizos, que necesitan un ambiente con condiciones de pH específicas para los procesos de calcificación de sus conchas y exoesqueletos en su crecimiento y desarrollo. Por ejemplo, en las aguas de las costas de California se reportan pérdidas millonarias debido a que la producción de ostiones ha bajado porque las larvas no se desarrollan bien en condiciones adversas, donde el carbonato de calcio disminuye, ya que esto limita la formación de sus conchas.

¿Qué pasa con las comunidades que dependen de la pesca?

Las comunidades costeras que viven de la pesca y la acuicultura están enfrentando cada vez más dificultades debido a estos estresores asociados con la acidificación de los mares que impactan negativamente a los organismos marinos cultivados como moluscos, crustáceos y algunos peces. Cuando el pH del agua disminuye se alteran los procesos biológicos esenciales, como la calcificación en moluscos, lo que reduce su crecimiento y supervivencia. Esto impacta directamente en la economía de las comunidades costeras que dependen de la acuacultura y pone en riesgo la seguridad alimentaria.

Por esto, es fundamental que la sociedad tome conciencia y apoye acciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, principal causa de la acidificación oceánica, además de promover prácticas sostenibles y responsables en la gestión de los recursos marinos. Por ejemplo, en la bahía San Quintín, Baja California, los ostricultores han notado que sus larvas crecen menos y tienen problemas para fijarse a las conchas, especialmente durante eventos climáticos cálidos como El Niño. Esto puede afectar la cantidad de ostiones que se cosechan y, en consecuencia, la economía local y el turismo.

¿Qué podemos hacer para proteger nuestros mares?

Es importante que los responsables políticos, científicos y comunidades trabajen juntos para entender mejor estos cambios y buscar soluciones. Esto incluye crear sistemas de monitoreo que permitan detectar rápidamente las alteraciones en el ambiente marino, como la disminución del pH o el aumento de temperaturas. También es fundamental mejorar el acceso a tecnología y recursos para recopilar datos, especialmente en regiones cuyos medios de vida dependen principalmente del mar.

¿Qué podemos aprender y qué se está haciendo?

Con el desarrollo de instrumentos que miden el pH y la temperatura del agua, podemos entender mejor cómo el cambio climático afecta a nuestros océanos. Esto nos ayudará a tomar decisiones informadas para proteger los recursos marinos y a las comunidades que dependen de ellos. Además, el análisis de datos históricos y la creación de sistemas de monitoreo permiten detectar cambios en la química del agua y en las condiciones del medio marino. Esto es muy importante para alertar a los pescadores y a las autoridades para que puedan prepararse y actuar a tiempo ante posibles impactos negativos en la pesca, la acuicultura y el turismo.

La implementación de alertas tempranas es fundamental para las comunidades acuícolas. Estos sistemas proporcionan información oportuna y precisa sobre las condiciones ambientales y de salud de los recursos acuáticos, lo que permite anticiparse a situaciones de riesgo. Así, se facilita una toma de decisiones más informada y rápida. De esta manera, se promueve la sostenibilidad de las actividades acuícolas, se minimizan las pérdidas económicas y se protege la salud de los ecosistemas, contribuyendo a un manejo más responsable y eficiente de los recursos acuáticos.

En resumen, aprender más sobre estos cambios y contar con herramientas para monitorearlos nos permitirá cuidar mejor nuestros mares y garantizar un futuro más sostenible para todos. Es fundamental que como sociedad tomemos conciencia de la importancia de proteger nuestros océanos, ya que su salud impacta directamente en nuestra economía, nuestra alimentación y nuestro bienestar. La ciencia ha demostrado que el cambio climático y la contaminación están afectando estos ecosistemas vitales, pero también nos ofrece herramientas para monitorear, entender y actuar. Es responsabilidad de todos apoyar acciones que protejan nuestros mares, promover políticas responsables y reducir nuestra huella ambiental. Solo si trabajamos juntos podremos garantizar un futuro sostenible para las generaciones presentes y futuras.

Martín Hernández-Ayón, Orión Norzagaray-López y Gabriela Cervantes-Díaz
Instituto de Investigaciones Oceanológicas, Universidad Autónoma de Baja California
Correo-e: [email protected]